Editorial
Entre el silencio y la descarada impunidad, la violencia homicida que preside la mayor parte de los fríos datos de siniestralidad laboral mortal en nuestro país pasa desapercibida, por más que los accidentes de trabajo mortales hayan aumentado casi un 10% en 2020 respecto de 2019, pese a la ralentización sin precedentes de la actividad