SEIS MILLONES DE PERSONAS, SUFREN EXCLUSIÓN SOCIAL SEVERA

Autoridades y partidos políticos de gobierno insisten en la falsedad:

“¡Nadie quedará atrás en esta crisis!”

Sin embargo, ¡¡4 de cada 5 familias que han pedido el Ingreso Mínimo Vital

no lo han recibido nunca, ni lo esperan!!

Un informe acreditado de Cáritas y la Fundación Foessa, presentado el pasado 29 de septiembre, alertan del “ensanchamiento del espacio de la exclusión social severa y la pobreza extrema, que ahora alcanza a seis millones de personas, 2,5 millones más que en 2018 y supone la cifra más elevada registrada en el país desde 2007”. También recoge el informe que, al mismo tiempo que crece el número de familia en penuria extremas, apenas uno de cada cinco hogares pobres que han solicitado el Ingreso Mínimo Vital (IMV) lo está percibiendo.

Ambas organizaciones coinciden en definir esta situación como “desoladora”, “muy preocupante” e “inaceptable”, forjándose una sociedad cada vez más desigual, con millones de personas careciendo de lo más mínimo y necesario. Tras realizar un sondeo-macroencuesta a más de 7.000 personas en España, el Informe concluye que hay más de seis millones de ciudadanos en exclusión social severa, es decir, con afectación en al menos cinco de las ocho dimensiones que se analizan: empleo, consumo, salud, educación, política, vivienda, conflicto social y aislamiento social. Son dos millones más que en 2018, cuando publicaron su anterior encuesta. Esta es la quinta edición, la primera fue en 2007. Nunca hasta ahora se había alcanzado semejante cifra.

A mayor drama, el grupo que más crece en la tabla del infortunio es el que está en exclusión social severa, pero a poco que se abra un poco más el foco, se concluye que hay 11 millones de personas en situación de exclusión social, es decir, con tres o cuatro de las ocho dimensiones analizadas afectadas.

Solo cuatro de cada 10 hogares disfrutan en España de integración plena (41,2%), es decir, que no tienen afectación en ninguna de las ocho dimensiones estudiadas. Se trata de un descenso de más de siete puntos respecto al año 2018.

La violencia de estas cifras golpeado de modo especialmente duro a la población más vulnerable, especialmente a la de origen inmigrante (representan el 65% de quienes están en exclusión social severa) y a las familias con niños. La exclusión se eleva al 27% en parejas con hijos (es del 18% en parejas sin niños), al 47% en el caso de familias numerosas y al 49% en las monoparentales.

La proclamación del Ingreso Mínimo Vital (IMV) por el gobierno, llegó precedida de declaraciones exageradas sobre su utilidad para contener, tanto el incremento de la pobreza extrema y la exclusión social severa y como garantía y escudo social para “que nadie quedase atrás en la crítica situación actual”. Sin embargo, aunque en la actualidad el IMV supone el sostén económico para poco más de 300.000 hogares (muy lejos de las 800.000 familias que en el momento de su aprobación estaban ya en situación de pobreza extrema) ofrece, según el Informe, una cobertura insuficiente y presenta “lagunas importantes”. El IMV solo lo está cobrando o se ha concedido al 18,6% de los solicitantes en pobreza severa, mientras que para casi la mitad ha sido denegado.

Según la encuesta, el 68% de los hogares bajo el umbral de pobreza severa, que en el caso de una persona sola son 535 euros al mes y para una pareja con dos hijos son 1.123 euros, no han solicitado la prestación. Solo el 26% la ha tramitado con éxito. De ellos, apenas el 18,6% la perciben, a casi la mitad se les ha denegado y el tercio restante espera por algún trámite. Un “altísimo porcentaje” de los hogares no cuenta con información suficiente y, entre las principales barreras, están la forma en que se calculan los ingresos de los solicitantes (son los del año anterior, y por tanto, antes de la pandemia, en muchos casos) y la obligatoriedad de formar parte de una unidad de convivencia al menos un año.

Para el equipo redactor del Informe, “La exclusión social es un fenómeno estructural en nuestro país debido a las crisis sucesivas y a un sistema de protección social incompleto e insuficiente que deja atrás a un sector cada vez mayor de la población”. La pandemia “ha golpeado con más fuerza a los que ya eran perdedores, a los más frágiles, a los que ya tenían dificultades para mantenerse a flote, a los que no ha llegado el escudo social” y, también, “se ha producido un deslizamiento de los diferentes estratos de la sociedad hacia situaciones de mayor precariedad y exclusión social. Una fuga imparable hacia una sociedad más desigual, donde el grupo que más crece es el de los más desfavorecidos”.

(Fuente: Cáritas y Foesa)

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