OBSCENO DESPRECIO A LA INTELIGENCIA Y A LA VIDA
– El agua radioactiva, hasta ahora almacenada en Fukushima desde el accidente de la central nuclear en 2011, se ‘liberará’ al mar, a través de un túnel submarino.
– Entretanto, se prohibirá a los fumadores exhibir, pública o privadamente, su dramático y antisocial vicio, en aras de la defensa de un entorno ambiental saludable, libre de contaminación.
El desprecio a la inteligencia y racionalidad que ostenta la clase política que ocupa el poder de las grandes potencias económicas del mundo capitalista tradicional (entre ellas, EE UU, Japón, UK y la Unión Europea) alcanza niveles nunca vistos hasta ahora. Sirvan como ejemplo de esta circunstancia, dos noticias que nos llegaron recientemente desde Japón, referidas al uso contradictorio por los grandes Estados y Emporios empresariales (ambos a la par) de las ideas de “Salud” y “Salud Pública”, interpretándolas a conveniencia como meras excusas para difundir un falso filantropismo y garantizarse la imposición a la sociedad -sin apenas encontrar resistencia- de sus intereses espurios, tanto económicos como de gobernanza y control social.
1.- La empresa Nomura Holdings Inc, con el aplauso del gobierno japonés y su legislación ad hoc, prohibirá fumar a su personal durante el horario laboral aunque esté teletrabajando. “De momento, no pondremos cámaras de vigilancia en los domicilios particulares” [hasta ayer recintos privados e íntimos, pero mañana, quizá hoy, lugares intervenidos, controlados y monitorizados por la empresa], asegura la compañía. “En la confianza de que el personal cumplirá con la norma”, pero “la empresa se reservará esa posibilidad en el futuro” si esa confianza se quebrase y el trabajador diese muestras de no aceptar la tutela de la empresa como garantía para su propia salud y plena capacidad de rendimiento.
Por otro lado, varias empresas presentes en Japón, entre ellas el fabricante de bocadillos Calbee Inc. el productor de alimentos Ajinomoto Co., la unidad de telecomunicaciones SoftBank Group Corp, además de Nomura Holdings Inc., igualmente con el apoyo ostensible de los sucesivos gobiernos japoneses, promocionan el reconocimiento de un ‘nuevo derecho’ social -susceptible de ser exigido judicial y punitivamente al infractor- a “no ver ni encontrarse en el espacio público a un fumador, ni siquiera a distancia”, independiente de que la peligrosidad y nocividad de la contaminación provocada por el rebelde sea prácticamente nula. En este sentido, la empresa Nomura ya ‘recomienda’ a sus empleados todavía fumadores que se mantengan alejados de sus edificios al menos durante 45 minutos después de su última bocanada.
2.- El gobierno japonés ha aprobado en abril de este año una polémica ley, autorizándose a si mismo y encargando de ello a Tokyo Electric Power Company Holdings (TEPCO), la empresa propietaria de la central atómica de Fukushima, destruida por un tsunami en 2011, a verter al Pacífico el agua radiactiva que se mantiene almacenada en 1000 gigantescos tanques.
Es decir, el gobierno japonés no sólo ‘amnistió’ de facto a la empresa operadora de Fukushima -más allá de una parodia de juicio en el que terminaron imputados tres altos cargos de TEPCO- sino que hubo de hacerse cargo con fondos públicos no sólo de la atención y cuidado de los miles de muertos, enfermos y afectados, sino también responsabilizándose del desmantelamiento de la central destruida y el recaudo de los materiales contaminados y el agua radiactiva acumulada hasta hoy, para lo cual contrata a la propia TEPCO.
Como decíamos, los 1000 gigantescos tanques de almacenamiento ahora mismo se encuentran al límite de su capacidad: 1,37 millones de metros cúbicos de agua. Esta enorme masa líquida, en persistente incremento, está contaminada por diversos isótopos radiactivos que si bien, la mayoría de ellos, pueden ser tratados y filtrados, no así el isótopo del hidrógeno, el Tritio. La radioactividad del Tritio tiene una vida media de poco más de doce años, lo cual quiere decir que han de pasar al menos 40 años, antes de que su presencia se reduzca a niveles de contaminación radiactiva ‘aceptables’.
Bajo estas circunstancias, el gobierno japonés, excusándose en razones económicas, argumenta que no construirá nuevos aljibes ni asumirá el coste de su mantenimiento, por lo que resultará inevitable que el agua liberada contamine gravemente el mar y la vida marina, incluidos los recursos pesqueros, en amplias zonas del Pacífico. Decisión que implica la pretensión (que sin duda logrará, por el apoyo de USA y la UE, tramitado a través de la Agencia Internacional de Energía Atómica, que ellos controlan) de transferir el coste y responsabilidad del control de ese vertido a la comunidad internacional, provocando a partir de la primavera de 2023 una contaminación atómica irreparable en el Pacífico y causando un daño incalculable al ecosistema acuático y la vida marina al menos durante cuarenta o más años.