EL MECANISMO DE EQUIDAD INTERGENERACIONAL O CÓMO RECORTAR LAS PENSIONES SIN RECORTARLAS

Es objetivo de todos los gobiernos bajar el gasto en pensiones. Nos cuentan que el sistema no es sostenible tal como está y que hay que reformarlo. Estas reformas, en España, han venido siendo drásticas y el supuesto problema de sostenibilidad no se ha solucionado, según los mandatarios: se ha pasado de ocho a quince el número de años necesarios para tener derecho a una pensión contributiva, se ha ido aumentando el número de años necesarios para hacer el cálculo, se ha ido retrasando la edad de jubilación ordinaria, … y siguen recortando.

Hasta ahora, las medidas adoptadas han ido consiguiendo reducir los importes iniciales de jubilación con respecto a los mecanismos de cálculo anteriores, que era lo que se buscaba. Pero en el año 2013 entró en juego la estupidez del PP: se propuso reducir no sólo las pensiones iniciales, sino reducir las pensiones que ya estaban siendo abonadas mediante dos mecanismos: sustituyendo el IPC como referencia para la subida en los años con déficit por un 0,25% (la gran mayoría de ellos, según sabemos) y aplicando el llamado Factor de Sostenibilidad, mediante el que se fijaba un algoritmo que tenía en cuenta la esperanza de vida y que se aplicaría desde el año 2019. Este Factor supondría, según nuestros cálculos, no un incremento o una congelación de las pensiones, sino una disminución de, aproximadamente, un ocho por ciento en una gran parte de las nuevas. La entrada en vigor de este mecanismo se acabó posponiendo hasta el año 2023, dado que el PP necesitaba el apoyo del PNV para aprobar los presupuestos durante los últimos años y el partido nacionalista exigió la congelación del Factor de Sostenibilidad para apoyar al gobierno.

Se nos podrá decir que eso es historia y, por lo tanto, pasado, ya que el Factor de Sostenibilidad va a ser derogado por la reforma de pensiones presentada por el gobierno actual. Sin embargo, creemos conveniente aquí recordar que esta nueva reforma establece un denominado Mecanismo de Equidad Intergeneracional que entrará en vigor el próximo enero y que se revisará cada cinco años. Este Mecanismo, según Escrivá (ya sabéis, el Ministro que no sabe mentir) servirá para que la generación del baby boom asuma “algo del esfuerzo que hay que hacer de moderación en gasto en pensiones durante un período concreto de tiempo”. El objetivo es conseguir una fórmula que “evite hacer recaer en las generaciones más jóvenes el coste derivado de la llegada a la edad de jubilación de cohortes de trabajadores más pobladas”.

En definitiva, el pacto sobre pensiones, firmado, no lo olvidemos, por CCOO-UGT, prevé ya un recorte a través de este Mecanismo y para, fijarlo, el pacto deja a voluntad del gobierno su establecimiento independientemente de que el dúo de la bencina dé su visto bueno, ya que lo engulleron sin atragantarse cuando firmaron un cheque en blanco al gobierno en este tema concreto.

No sabemos cómo será este Mecanismo, si malo o si peor, pero sí sabemos una cosa: tiene como única finalidad el recorte de las pensiones, bien sea directamente (no lo creemos) o indirectamente rebajando las pensiones iniciales para así poder mantener el señuelo del incremento ligado al IPC, que parece ser lo único que importa.

Simultáneamente a este Mecanismo, el sistema fomentará los engañosamente llamados “Planes de Pensiones” privados. Y decimos engañosamente porque con ellos no se pretende generar una pensión, sino que se trata de un producto financiero harto conocido, un plan de ahorro individual y rescatable en unas condiciones concretas. Si tenemos dinero para el “Plan de Pensiones”, ¿cómo no lo tenemos para las pensiones públicas? Si el “Plan de Pensiones” mejora las pensiones públicas, ¿por qué no se destinan sus fondos al sistema público, más barato y eficiente y, además, solidario y redistributivo? Sólo hay una respuesta: es un gran negocio.

Hay que defender el sistema público de pensiones, herido de muerte. Todas las pensiones deben garantizar la dignidad de sus beneficiarios, no pueden ser pensiones cada vez más reducidas en comparación con los salarios que las generaron, no podemos volver a los jubilados dependientes de sus familiares como hasta hace unos años. El avance social también está ahí, en cómo cuidamos a quienes han contribuido a la riqueza social y ahora ya no están en disposición de hacerlo. De nosotros, de nosotras, dependerá que logremos este mundo justo y solidario. Y de nadie más.

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