EL CORAZÓN DE LA TIERRA
Título original: El corazón de la Tierra
Año: 2007
Duración: 90 min.
País: España
Dirección: Antonio Cuadri
Guion:DocComparato, Antonio Cuadri, Shelley Miller. Novela: Juan Cobos Wilkins
Música: Fernando Ortí Salvador
Fotografía: Javier Salmones
Reparto: Catalina Sandino Moreno, Bernard Hill, Joaquim de Almeida, SiennaGuillory, Philip Winchester, Jorge Perugorría, Ana Fernández, Fernando Ramallo, Juan Fernández, Mercedes Hoyos
La minería ha estado presente en la localidad onubense de Minas de Riotinto desde tiempos inmemoriales, pero fue en el siglo XIX cuando esta actividad conoció su mayor apogeo industrial, demográfico y económico. En 1873, un consorcio británico compra las minas y funda la Riotinto Company Limited, que construye un ferrocarril para llevar los minerales hasta el puerto de Huelva. En esa época, la principal técnica de explotación se basaba en la calcinación de minerales al aire libre, en las llamadas «teleras», unaspirasque humeaban día y noche, arrojando a la atmósfera dióxido de azufre que envenenaba la atmósfera, hacía enfermar a lagente y asolaba el paisaje, además de arruinar las cosechas, la ganadería y contaminar el agua de los pueblos vecinos.
Desde 1873 hasta 1954, Riotinto se convirtió en una peculiar colonia británica donde llegaron a convivir, separados por un muro, 10 000 mineros y el selecto personal inglés de la empresa Riotinto Company. Se explotaba a niños y mujeres sin contemplaciones. Un anarquista cubano, Maximiliano Tornet, llega a Riotinto y lidera el malestar social aglutinando a mineros, agricultores y ganaderos para enfrentarse a la omnipotente Compañía. Los dueños de las tierras afectadas crearon lo que podría considerarse una de las primeras organizaciones ecologistas: la Liga Antihumos. El 4 de febrero de 1888 se produce una multitudinaria manifestación en el pueblo. Unas 12 000 personas, en un ambiente festivo, con bandas de música y pancartas («¡Abajo los humos!», «¡Viva la agricultura!»), reclamaban una forma de vida más digna. Mientras, en el Ayuntamiento permanecían reunidos el alcalde y concejales, así como el gobernador civil de Huelva, en connivencia con la empresa británica. Sin previo aviso, y sin que se sepa quien dio la orden, los soldados abrieron fuego contra los pacíficos manifestantes. Se produjo una auténtica masacre, pero el número de muertos nunca se supo, ya que se hicieron desaparecer muchos cuerpos en el mar o en las escombreras de la mina. Estos hechos serán recordados como «el año de los tiros».
El escritor Juan Cobos Wilkins tomó la historia de esta primera revuelta «ecológica» para escribir la novela en la que se basa la película El corazón de la tierra, que se adentra en este trágico episodio utilizando como argumento la amistad entre dos niñas, una nativa y una británica que forjarán una emotiva relación.Quince años después, estas dos jóvenes, muy distintas, siguen luchando para mejorar la situación en Riotinto, haciendo todo lo que pueden para combatir la miseria. La película pasó desapercibida en el momento de su estreno, pese a contar con un presupuesto generoso y un guion solvente, aunque se ve lastrada por algunos errores en la elección de intérpretes y una dirección algo monótona. No obstante, su interés es indudable porque nos recuerda un episodio trágico que permanece semiolvidado y que situaciones similares de explotación de los seres humanos y la naturaleza se siguen produciendo en distintas partes del mundo.
En la actualidad, el paisaje extraterrestre de la zona fascina a los científicos por su supuesto parecido a la superficie de Marte, pero el agua teñida recuerda también la sangre y el sufrimiento de innumerables hombres, mujeres y niños que fueron explotados sin piedad por las insaciables corporaciones. La Fundación Río Tinto promueve la explotación de los inusuales valores turísticos del entorno y de recuperación de su rico patrimonio, producto de la milenaria actividad minera. Hoy, la Riotinto Company se llama Rio Tinto Group y sigue existiendo, aunque sus actividades se centran en otras partes del planeta donde todavía hay minerales que explotar y personas que esclavizar, en un ciclo que parece no tener fin.