JOSÉ BERGAMIN
(n. 1895, Madrid – m. 1893, San Sebastián)
En estos tiempos en que tanto mandan que nos precavamos de la muerte y andamos como asustados del vivir, quizá sea el momento de recordar estos versos del poeta madrileño Bergamin, para quien la vida era la verdad y ha de vivirse intensamente, burlando con su luz el sueño oscuro de la muerte.
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Después de haber vivido tantos años
lo único que comprendo
es que lo mismo da porque es lo mismo
perder el alma que perder el tiempo.
Y es que perder la vida no es morirse
lo sé, porque presiento
que acabaré por encontrarme un día
conmigo mismo muerto.
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No acortes el camino inútilmente.
No tengas prisa. Espera.
Si tienes que llegar de todos modos:
si aunque tu no lo sepas
cuando llegues al fin de tu camino
la encontrarás a ella.
De tantos rostros y de tantos nombres
como le diste de amorosa fiera
no volverás a ver ni oír ninguno;
y de su paso no hallarás más huella
que un vacío resonante de tus recuerdos,
una máscara hueca.
Porque verás sus ojos sin mirada
y su sonrisa muerta:
y sus manos sin luz, cuando te abran
el hueco tenebroso de su puerta.
Encontramos estos poemas en la “Antología poética” de José Bergamín, preparada por Diego Martínez para Clásicos Castalia (Madrid 1997)