TELE MARQUETIN TRABALLO
En La Campana da semana pasada falabamos dun caso de abuso empresarial no telemarketin. Por este e outros motivos puxémonos en contacto coa compañeira da CGT de Galicia en Atento Coruña. Propuxémoslle unha entrevista. Aceptou encantada.
Boas Montse, poderías presentarte aos nosos lectores?Pues yo soy Montse, militante de la CGT y delegada en Atento Coruña. Trabajo en Atento desde el año 2000 y soy delegada desde 2004.
Podes contarnos cales eran os principais problemas en Atento, e nos call-centers en xeral, antes do coronavirus?
Los problemas de siempre de Atento y del telemarketing en general son los salarios de miseria y las condiciones laborales precarias en general.
Es un sector muy feminizado y con horarios que dificultan mucho la conciliación de la vida personal y laboral: se trabajan fines de semana completos en turno de mañana, tarde, noche y partido, ajustando al máximo las posibilidades del convenio (librar máximo dos fines de semana al mes, y librando un solo día por semana cuando trabajamos sábado y domingo…).
Lo más frecuente son jornadas semanales de unas 30 horas, que supone un salario medio en el sector de alrededor de 750 euros.
En los call center normalmente se trabaja en espacios reducidos en locales sin ventilación, con niveles de luminosidad, ruido, temperatura y CO2 en muchos casos insalubres.
Y además de los riesgos laborales en general, los riesgos psicosociales se disparan en este trabajo: las empresas ponen objetivos de ventas, o de tiempo medio de atención de las llamadas, o de las valoraciones de satisfacción de clientes que son casi imposibles de cumplir cuando intentamos trabajar con profesionalidad: como ejemplos, en atención al cliente nos obligan a vender productos a personas que llaman para reclamar; en el servicio técnico es más importante acabar rápido las llamadas que dar una atención técnica adecuada; tenemos frases tipo para pedir que nos valoren con la mejor calificación posible aunque sepamos que no hemos dado respuesta a la petición del cliente; las empresas no invierten lo suficiente en que las herramientas de trabajo funcionen bien, de tal forma que es muy habitual que no podamos hacer la gestión por la que nos llaman porque las aplicaciones informáticas necesarias no funcionan, pero igualmente antes de acabar la llamada tenemos que pedirle que valore adecuadamente la atención que le hemos dado.
Otra cosa que influye mucho en los riesgos psicosociales es la carga mental: la presión para atender llamadas cada vez más rápido y según las órdenes que se reciben en cada momento, se nos mide el tiempo de conexión y de descanso con total precisión a través de nuestras conexiones al sistema durante toda la jornada, no tenemos más descanso que el estrictamente establecido en el convenio porque en este trabajo no suele haber respiro entre llamadas.
Otra característica básica de este trabajo es el miedo a sanciones o despidos. Los salarios tan bajos hacen que el despido sea facilísimo para estas empresas. Cada vez es más habitual ver de vez en cuando despidos por cualquier cosa que podría hacer cualquiera (faltan minutos de conexión, hay exceso de tiempo de descanso algún día, no se ha vendido lo suficiente, o no se ha cumplido algún protocolo de atención obligatorio). Son despidos que siempre son reconocidos como improcedentes en el acto de conciliación posterior y no hace falta poner demanda, pero que se han convertido en una amenaza constante y que hacen que sea muy habitual ir a trabajar con miedo.
Cando comezou o estado de alarma moitos call-centers seguiron funcionando como si nada pasara. Eu mesmo asinei unha petición de Change para pedirlle ao goberno un peche inmediato dos call- centers polas condicións nas que traballades. Como vivichedes esta situación de principio de confinamento?
La verdad es que en nuestro centro de trabajo no se volvió a trabajar con normalidad desde que se declaró el estado de alarma, seguramente porque esta plantilla está acostumbrada a pelear, y al llegar aquella mañana del 16 de marzo no se sentaban a trabajar si no había distancia de seguridad.
Los problemas empezaron los días anteriores, por la falta de previsión y de medidas de prevención por parte de la empresa. Hasta el 12 o 13 de marzo no se informó a lxs trabajadorxs de que si estaban en grupos de riesgo debían notificarlo al servicio de prevención para que hiciera la valoración, y no se había previsto poner en marcha el teletrabajo.
En esta situación, el lunes 16 de marzo al empezar el turno de mañana, que es en el que se llenan las salas y por lo tanto no habría distancia de seguridad, las compas se quedaban fuera de la sala. La empresa empezó a habilitar puestos en salas que no se usaban y a dejar puestos libres a los lados de cada uno que se usaba, pero esto provocaba agrupaciones de gente en los pasillos.
Varias decenas de personas que habían notificado pertenencia a grupos de riesgo y no habían recibido respuesta empezaron a quejarse y plantear sus preocupaciones por estar en el centro de trabajo, en muchos casos sin trabajar, vagando por los pasillos mientras la empresa decidía cómo actuar para respetar la distancia.
Al final, a lo largo de esa mañana se recuperó el tiempo que habían perdido antes y organizaron las salas de tal forma que cada puesto ocupado tuviera libres los de delante, detrás y a los lados. En algún departamento esto implicó que dieran permiso retribuido a la mitad de las trabajadoras la primera semana, y a la otra mitad la siguiente, y en otros departamentos decidieron dar permiso retribuido a todas las personas pendientes de valoración por el servicio de prevención, que se fueron renovando cuando recibían esa respuesta.
Todo esto, sumado a las personas que desde ese mismo día decidieron pedir vacaciones, permisos sin sueldo, bajas médicas… Hizo que las siguientes semanas no hubiera problemas de espacio, y desde ese mismo día se pusieron también dispensadores de gel hidroalcohólico y se reforzó la limpieza de los puestos.
Fue a lo largo de esa semana, una vez superado el caos inicial, cuando la empresa manifestó su intención de implantar el teletrabajo aunque en ese primer momento sólo para quien pusiera su propio ordenador y conexión a internet.
Una vez superada la primera semana del estado de alarma, el 23 de marzo, fue cuando la empresa anunció un ERTE por causas organizativas y productivas, que entendimos siempre que hicieron para sacar partido de la crisis sanitaria.
Pois si Montse, semella unha constante que as empresas saquen partido do coronavirus. É importante, entón saber como o fan, como sacan ese partido pois se coñecemos como o fan as outras empresas estaremos mellor preparados para dar unha resposta axeitada. Por eso interésanos moito que nos contes porque dis que Atento sacou partido con ese ERTE do 23 de Marzo. Como o fixeron? Houbo período de consultas?
Sí, hubo período de consultas para el ERTE de causas organizativas y productivas.
Lo anunciaron el lunes 23 de marzo, para empezar el periodo de consultas la semana siguiente, y en principio la empresa había dicho que iba a afectar a todos los centros de trabajo. Sabiendo que en muchos departamentos que atendemos el estado de alarma provocó un aumento de las llamadas y no al contrario, y que la empresa lleva tiempo pactando despidos e incentivando bajas voluntarias, ya sospechábamos que el ERTE era más bien una forma de sacar beneficio.
Antes de formalizar la comisión negociadora y empezar el período de consultas, el 29 de marzo, surgió el anuncio del gobierno del permiso retribuido recuperable, y la paralización de los servicios considerados no esenciales. En ese momento se paró el ERTE, y en toda esa semana del 30 de marzo no hubo convocatoria de constitución de la mesa. Después entendimos que habían decidido darle otra vuelta y cambiar sus planes sobre los servicios a los que iba a afectar, ya que dejaba de tener sentido meter en el ERTE servicios que consideraba esenciales.
Finalmente convocaron para empezar el periodo de consultas el 6 de abril y con una afectación muy distinta a la que habían anunciado el 23 de marzo (Coruña siguió afectada en cerca de 20 compañeras). Las razones no se sostenían:
Por una parte, presentaban cartas de empresas cliente que pedían la paralización o reducción de la atención de los servicios, pero el ERTE iba a afectar a más servicios de otros clientes diferentes cuya actividad no se suspendía.
Otro motivo, que habían llegado al límite en los recursos dedicados a implantar el teletrabajo para el 40% de la plantilla (ni era cierto, pues sabíamos que podía trabajar el 100% si quisieran, ni habían empleado apenas recursos: el ordenador y la conexión a internet los ponían las trabajadoras).
Otra de las causas, que suponía un gasto excesivo tener con permiso retribuido a personas de riesgo (a esas alturas el servicio de prevención ya les había mandado a su centro de salud a pedir la baja médica por estar en situación de riesgo, así que tampoco era cierto).
A pesar de que no había motivos, ya lo tenían pactado y el ERTE acabó con acuerdo firmado por UGT, STC, USO y CCOO.
En aquel momento defendimos el teletrabajo para todxs porque eso podía evitar el ERTE, pero Atento lo que quería era no evitarlo.
Después de firmado el ERTE, en cambio, lo que parecía imposible dejó de serlo. De no poder poner medios tecnológicos, según decía, pasó a dar ordenadores y router con conexión para que toda la plantilla pudiera teletrabajar, diciendo que era por motivos de salud cuando el motivo vuelve a ser el beneficio que sacan. Hace dos semanas que decidieron cerrar el centro y lo mantienen con lo mínimo, no hay luz y hasta han prescindido del servicio de limpieza.
[vai continuar no seguinte número, a próxima semana]