VII Época - 2

ANARCOSINDICALISMO DISPARATADO

La CGT no tiene Comité Confederal. O no ejerce, que es lo mismo. La decisión del actual Secretariado Permanente de no convocarlo, sea cumpliendo los Estatutos y asumiendo la convocatoria de la Plenaria Extraordinaria promovida por más de un tercio del propio Comité Confederal, o decidiendo en la práctica no llamarlo ni para Plenarias Ordinarias, ha dejado la organización sin el máximo órgano coordinador. El Secretariado Permanente lo acuerda todo, lo decide todo, y claro, cuando uno abarca tanto, el disparate y las incoherencias, así como el mal funcionamiento se adueñan de su acción.

Voy a poner como ejemplo dos sucesos recientes, que muestran el pésimo funcionamiento orgánico a que se puede llegar al dejar en manos de un pequeño grupo la toma de decisiones, incluso en los aspectos más cotidianos.

Primero: dos cuños y corporativismo

Recientemente, el SP ha hecho pública, mediante un comunicado, la solidaridad de la organización con una futbolista agredida por un mastuerzo. No voy a entrar en el torpe contenido del comunicado, donde se hace hincapié en el carácter delictivo del acto y se reclaman únicamente acciones desde el punitivismo, sino que me voy a referir a dos cuestiones concretísimas que se pueden observar en el texto de dicho comunicado

a) Se trata de un comunicado exclusivo de la CGT pero, sin embargo, está firmado (mejor dicho, sellado) por dos ¿entes? ¿organismos? ¿organizaciones? diferenciadas: “Libertarias”, por un lado, y “Secretariado Permanente del Comité Confederal”, por otro. No sabemos qué es “Libertarias”, si es una organización dentro de la organización, una comisión de trabajo, una organización distinta y ajena… ¿o es acaso una especie de Visto Bueno por parte de algún grupo de presión? Desconocemos la cuestión por la simple razón de que el SP ni consulta ni informa sobre sus actos.

b) En el texto del comunicado, la CGT nos sorprende al hacer pública su solidaridad con el sindicato Futpro. No hace falta explorar mucho en su página web para verificar que se trata de un sindicato corporativo, que solo admite mujeres futbolistas y que no se consideran un sindicato de clase o mínimamente similar. El que nos solidaricemos con Futpro (admitiendo la solidaridad con la agredida) es una broma pesada que no deberíamos soportar en nuestra casa.

Segundo: organización a la carta

Todos conocemos casos de compas que han aparecido por la puerta de nuestro sindicato y que llevan afiliados diez años o más ¡en un sindicato a quinientos kilómetros de distancia! A veces pasa que nuestra gente desconoce nuestra estructura y funcionamiento y suceden estas cosas. También conocemos el caso de pensionistas que, tras una dilatada trayectoria, se cambian de localidad y se afilian al sindicato en la que están sus colegas ya que no tienen actividad concreta en ninguna empresa y así se sienten en un entorno más cómodo. Estas situaciones son más o menos habituales, pero comprensibles y asumibles. Pero, claro, lo que sigue no es lo mismo.

Recientemente, un cargo de la CGT, elegido en el último congreso, con altas responsabilidades orgánicas, ha comunicado que se cambia de sindicato, que se pasa del Sindicato de Transportes al de Oficios Varios, ambos de Madrid, argumentando que cumple los requisitos para esta nueva afiliación.

El problema es que el compañero es ferroviario y representante sindical. Según nuestros Estatutos, en su artículo 28, la afiliación se produce en el sindicato de sector, o en el de Oficios Varios si aquel no existiera, de su localidad de trabajo. Evidentemente pues, no puede cambiarse de sindicato en la misma localidad salvo que cambiase de actividad.

¿Qué problema se suscita ahora? Pues en primer lugar, que el compañero ya no es de la CGT (Oficios Varios no puede afiliarlo) al haber comunicado la baja en Transportes; en segundo lugar, que debe abandonar todos los cargos internos de la CGT al no ser afiliado (incluido aquel para el que se le nombró en el congreso confederal) y, en tercer lugar, ya no puede representar sindicalmente a la CGT ni en su empresa ni en su sector.

Sin entrar a valorar cómo un irresponsable con cargos orgánicos puede acabar metiendo a la organización en un conflicto serio, ¿cómo va a actuar el Secretariado Permanente en este caso? ¿Va a aceptar una hipotética afiliación a un sindicato distinto al que le corresponde por los Estatutos? ¿Va el SP de Madrid, Castilla La Mancha y Extremadura a actuar con la determinación y contundencia que ha utilizado en otras ocasiones, tanto sobre el exafiliado como sobre el Sindicato de Oficios Varios de Madrid si este llega a aceptar la afiliación indebida? Son preguntas que los responsables deberán responder, salvo que la ley del embudo sea su norma rectora y no los Estatutos de la CGT

El disparate por costumbre, la arbitrariedad como bandera

La organización está de capa caída. Casos como los que he expuesto (para muchos no serán más que meras anécdotas) evidencian un deterioro orgánico que, si nos limitamos a observarlo desde la inacción, irá minando rápidamente -lo está haciendo ya- las bases de la organización que llevamos construyendo hace ya muchos años. El que los SP, no ya siquiera los Comités, se estén convirtiendo en nuestros jefes -no hay más que observar el escrito de adhesión inquebrantable al SP Confederal que ha circulado últimamente, bochornoso y más propio de organizaciones verticales que libertarias- es algo que la militancia y los sindicatos de nuestra organización no pueden consentir. Aquella debe rebelarse contra los usurpadores de las tomas de decisiones y estos deben recuperar la normalidad de la vida orgánica: que se realicen las Plenarias conforme a nuestros Estatutos, que secretariados y comités den cuenta de sus actuaciones, que vuelva a funcionar la vida sindical sin dirigentes, es la única forma de que recuperemos la CGT que queremos. Lo contrario será ir por el camino de la ruina y del desastre. Y solo será culpa nuestra.

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