VII Época - 6

LA “NO-VIOLENCIA” Y EL “PACIFISMO” JUEGAN SIEMPRE A FAVOR DE LOS ESTADOS

Asistimos a un nuevo “comunicado” (otro más) de la “CGT de unos pocos”  que pretenden hacer pasar por la de “todas” -sin mucho éxito, por cierto-.

Parece mentira que estemos ante un comunicado “oficial”, un texto que debería haberse  reflexionado antes de lanzarse a la opinión pública puesto que representa la posición de toda una organización, con un peso ya muy importante en la sociedad y referente en el sindicalismo combativo y de clase. Un documento orgánico  elaborado por el Secretariado Permanente (¿”hippie”?) de una organización ácrata –en teoría y hasta el momento-, donde se evidencia la falta de “luces”, o quizás lo que viene a ser incluso más grave, de conocimientos sobre nuestras siglas, herederas de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) de 1910. La misma CNT que llegó a tener entre sus filas a más de un millón de trabajadores y trabajadoras, y fue capaz de organizar con escasos medios, como la falta de armas y el boicot del gobierno “socialcomunista” de la II República, a campesinos y obreros durante tres años, en un “conflicto” más que justificado contra el fascismo.

Vaya por delante que la muerte de una persona inocente, en las circunstancias que lo ha hecho la joven cooperante catalana Emma Igual, en territorio ucraniano y durante el desarrollo de una guerra, siempre es triste e innecesaria. Pero cabe preguntarse por qué una organización como la CGT da prioridad a comunicados de este tipo cuando cada día ocurren decenas de acontecimientos que afectan a la clase trabajadora y no merecen mención por nuestra parte. Cuando aún quedan varios meses para que finalice el año, las cifras de muertes de personas trabajadoras mientras se ganaban la vida son escandalosamente dolorosas. No se ha tomado en ningún momento del presente año la iniciativa, o la decisión, por parte del SP “de todas” de llevar a cabo una campaña contundente para llamar la atención en la sociedad y a la clase política sobre la situación de la gente que pierde la vida en trabajos precarios. Tampoco se tiene en cuenta otro tipo de circunstancias, padecidas por la clase obrera, en otros puntos del planeta, y siendo la CGT una organización entre cuyas señas de identidad está el internacionalismo y la lucha por la abolición de las fronteras y las banderas.

Desde que los actuales “camaradas” asumieron las responsabilidades que conllevan sus cargos en el Comité Confederal de nuestra organización, solo se conocen las actividades de determinadas federaciones “afines”, de sindicatos “aliados”, de formaciones políticas y sus voceros “preferidos” y, en definitiva, de personas que no cuestionan absolutamente nada y que ignoran –a conciencia o por ignorancia- lo que el anarcosindicalismo, la acción directa, el apoyo mutuo y la solidaridad significan. Por eso surgen comunicados como este, donde se condena “cualquier” conflicto. ¿Condenamos la lucha de los pueblos indígenas en Latinoamérica? ¿Condenamos la lucha del pueblo kurdo? ¿Condenamos los levantamientos de trabajadores en zonas lejanas de Europa?

Y es que la CGT no puede ir a remolque de la “agenda-setting” de los medios burgueses, asumiendo los temas noticiables que estas empresas eligen, por conveniencia, para ser debatidos en cada momento, visibilizando unos y escondiendo otros. Nuestra responsabilidad –como anarcosindicalistas- es otra. Tiene que ver con nuestro rol de herramienta de y para la clase obrera (únicamente), porque no somos el de altavoz de grupos y colectivos “amables” con el sistema contra el que “supuestamente” luchamos.

Es urgente que la CGT “de más de 100.000 afiliadas”, y no la de una decena de entes que entienden la dinámica de nuestra casa en clave jerárquica, se desmarque de todo lo que la relacione con la clase política, independientemente de cómo se llame el grupo y de dónde vengan sus integrantes. Porque no estamos por participar del juego con las reglas de este sistema, y porque del poder –al que aspiran algunos en CGT- solo esperamos su abolición.

En cuanto a las organizaciones (oenegés) de ayuda humanitaria, también como anarcosindicalistas deberíamos tener clara nuestra postura. Sin desmerecer lo que muchas de estas organizaciones han conseguido para los seres humanos en muchísimas partes del mundo (y del océano), tenemos que tener claro que el 90% de estas labores deberían realizarse por parte de los Estados, y no por “personas voluntarias”, que en la mayoría de los casos terminan siendo trabajadoras explotadas por empresas de “ayuda humanitaria” con un prestigio social que imposibilita demostrar que, efectivamente, están tratando como basura a sus principales activos que son otros seres humanos.

Poco nos pasa. Y es que si el SP de la CGT dejara de obsesionarse con la “limpieza” interior, y comenzara a proyectar los verdaderos valores anarcosindicalistas al exterior (de forma creíble también para quienes aún, a pesar de esta deriva, mantienen su afiliación) se evitaría demostrar tanto desprecio a nuestros acuerdos y nuestra propia historia. La historia de tanta gente que dio su vida y empeñó el futuro de sus familias desde la primera línea, plantando cara al fascismo y defendiéndose del comunismo reaccionario en sus propias trincheras.

Abogar por el pacifismo (a estas alturas) es también asumir que en la sociedad en las que nos ha tocado nacer como trabajadoras no se pueden cambiar las cosas. Nunca se lograron derechos ni libertades sin luchas donde alguien prestó su sangre para conseguirlos. Los despidos, la precariedad laboral, las violencias machistas, el terrorismo patronal, las desigualdades sociales, el maltrato a nuestros entornos naturales, etc., no se ACABarán abrazando policías, levantando las manos frente a sus porras y pelotas de gomas ni con manifestaciones en domingo.

Muchas coincidimos con la línea de (libre) pensamiento de Peter Gederloos, autor de “Cómo la NO-Violencia protege al Estado”: no hay nada en este mundo que pueda merecer el nombre de ‘paz’, porque “se trata de una cuestión que se reduce a qué violencia nos asusta más, y del lado de quién vamos a estar”. Por lo tanto, el “pacifismo” (que defiende el actual SP de la CGT), surge del discurso del Estado, porque le es útil para disciplinar socialmente a las masas a través de sus oenegés y su “activismo ciudadano”. La NO-Violencia perfecciona los mecanismos de la “demofalacia”, escogiendo el “pacifismo” para no tratar el problema de la “violencia” como fenómeno capitalista.

Por lo tanto, esta NO-Violencia es inefectiva, porque beneficia a la élite que controla los ejércitos, bancos y empresas que no podrán ser persuadidos interpelando a su conciencia. La NO-Violencia es racista, porque el “pacifismo” como ideología proviene de un contexto privilegiado que no tiene en cuenta que la violencia estructural ya está “situada”, es por lo tanto una opción privilegiada. La NO-Violencia es estatista, porque asegura el monopolio de la violencia del Estado y la burocracia centralizada que protege al capitalismo, y mientras el Estado moviliza a sus aparatos represivos, el “pacifismo” tranquiliza a la oposición del status quo. La NO-Violencia es estratégicamente inferior, porque sus acciones no pueden ni podrán derrotar al Estado, reflejando una falta de comprensión de la verdadera naturaleza del mismo. La NO-Violencia es patriarcal, porque dificulta el combate contra el patriarcado, que es sostenido por todos y todas y no solo por una élite poderosa, y en este sentido el “pacifismo” deja sin opción a la gente que necesita protegerse “aquí y ahora”. La NO-Violencia es un engaño, porque la paz no será una opción hasta que la violencia centralizada y organizada del Estado sea destruida, porque la neutralidad no es posible.

Por todo ello, más que nunca nuestra CGT anarcosindicalista tiene que hacer valer sus señas de identidad, tiene que ser más combativa e implacable que nunca contra este sistema y sus cómplices, incluidos aquellos que estuvieran entre nuestras filas (si los hubiera).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *