VII Época - 10

NI NACIONALISTA NI INDEPENDENTISTA

(2ª Parte)

Seguí no iba a ser tampoco una excepción, debido sobre todo a su discurso y a su pensamiento tan potente, vinculado a los valores e ideales libertarios, anarquistas y anarcosindicalistas. Y como bien sabemos ya, a estas alturas, estos valores nada tienen que ver con banderas, fronteras, nuevos Estados, elecciones burguesas y constitución de nuevas instituciones que tendrán el mismo fin que las actuales en el Estado español.

Volviendo al libreto editado por nuestra organización con motivo del centenario del asesinato de Seguí, en el apartado que resume su pensamiento, como decíamos, se exponen las líneas más importantes del mismo pero de manera muy concentrada. Y hay determinados detalles que conviene explicar mejor, utilizando el “espacio” que sea necesario para conseguirlo.

Así, sobre el “catalanismo nacionalismo”, según los coordinadores de esta publicación, Seguí consideraba que “a nosotros los trabajadores con una Cataluña independiente no perderíamos nada, al contrario, ganaríamos mucho, la independencia de nuestra tierra no nos da miedo. Una Cataluña liberada del Estado español, os aseguro, que sería una Cataluña amiga de todos los pueblos de la península hispánica”.

Quizás habría sido más oportuno, por el poco espacio que al parecer tenían para exponer esta idea señalada por Seguí, hacer alusión a otras frases sobre el “nacionalismo”, como aquella a la que se refiere al capitalismo como único enemigo de la clase trabajadora, ya sea esta catalana, gallega, madrileña o andaluza.

Por eso, hace unos días, leyendo a un usuario de redes sociales, terminé comprendiendo un poco mejor que realmente el discurso de Seguí fue censurado y/o manipulado por el nacionalismo catalán. En concreto este usuario (Acraci Bzkaia Perez) venía a decir que el famoso discurso de Salvador, pronunciado en Madrid el 4 de octubre de 1919 y que tuvo un lugar destacado en la prensa de la época, era posterior al que realizó en el Ateneo de la misma ciudad, y su única versión es la que aparece en el libro “Apostols i Mercaders” de 1949, de Pere Foix, miembro de Esquerra, y donde se viene a remarcar el “tono independentista” del discurso. Pero realmente, el texto que la prensa de la época recoge es contrario a ese mensaje: “en Cataluña no hay más problema que el problema del proletariado”.

Según el análisis de este usuario, con el tiempo se ha ido “enterrando” ese mensaje para utilizar hasta el infinito la figura de Salvador Seguí por parte de los nacionalistas “de izquierdas” y su discurso: el suyo propio y el que les conviene a su causa independentista. Pero por otro lado, este uso de la figura de este militante anarcosindicalista ha venido a servir a los propios intereses de la burguesía independentista catalana, para engañar a la gente más pobre, ocultando los verdaderos problemas a los que no pueden hacer frente si están confrontados por identidades, banderas y fronteras. Esto precisamente está presente en el discurso de Seguí, ese discurso que ni siquiera nuestra propia gente, en nuestra propia organización, está por la labor de reproducir y dar el sentido que hay que darle, que no es otro que el que viene a decir que el nacionalismo no tiene nada que ver con nuestra acción como organización anarcosindicalista (heredera de la CNT de 1910). Y es que ni en el homenaje a los cien años del asesinato de Seguí se ha hecho justicia con sus verdaderos sentimientos y sus ideas. No se ha tenido valor para reproducir este discurso. Y esto no deja de ser muy curioso entre compañeros y compañeras que se dedican a repartir carnés de anarquistas, libertarias y feministas.

El fragmento de este discurso al que me refiero dice así:

“Se habla, con demasiada frecuencia por cierto, de los problemas de Cataluña. ¿Qué problemas de Cataluña? En Cataluña no hay ningún otro problema. El único problema que pudiera haber planteado en Cataluña está planteado por nosotros. Pero el problema que está planteado por nosotros no es un problema de Cataluña, es un problema universal.

Cuando han venido aquí las representaciones organizadas de la burguesía catalana a hablar de problemas de Cataluña, no han hecho más que desviar la opinión y decir cosas que no se ajustaban a la realidad de los hechos.

En Cataluña –hay necesidad de decirlo así- existe otro problema que el nuestro, y este he dicho ya anteriormente, que no es problema de Cataluña, que es de España y es universal. En Cataluña no hay problema catalán, porque allí solamente siente ese problema la burguesía organizada, que está bajo los auspicios de la Liga Regionalista. Allí no hay problema catalán, porque de haberlo, a estas horas Cambó no hubiera sido ministro ni sería tampoco ministrable.

En Cataluña no hay otro problema palpitante que un problema perfectamente humano, el cual personificamos nosotros. Nosotros somos el portaestandarte de esta expresión humana, de este problema humano.

La Liga Regionalista ha pretendido, y en parte ha logrado, dar a entender a toda España que en Cataluña no había otro problema que el suyo: el regionalista. Esta es una falsedad; en Cataluña no existe otro problema que el que existe en todos los pueblos libres del mundo, en toda Europa: un problema de descentralización administrativa que todos los hombres liberales del mundo aceptamos; pero un problema de independencia nacional, un problema de autonomía que esté lindante con la independencia, ese no existe en Cataluña, porque los trabajadores de allí no queremos, no sentimos ese problema, no solucionamos ese problema bajo esas condiciones.

Que se dé, no ya la autonomía, que ésta después de todo es aceptable, que se dé incluso la independencia a Cataluña, y ¿sabéis quiénes serían los primeros en no aceptar la independencia de Cataluña? Nosotros, no; de ninguna manera. Nosotros nos entenderíamos muy bien y pronto con la burguesía catalana. ¿Sabéis, repito, quienes serían los primeros en no aceptar la independencia de Cataluña? Los mercaderes de la Liga Regionalista, la misma burguesía catalana, que está dentro de la Liga Regionalista, sería la que no aceptaría de ninguna manera la independencia de Cataluña. Por eso se plantea el problema falso, más que nada por la ineptitud, por la miopía mental de los políticos de España, que han dado una cierta importancia a un problema que realmente era nada más que una elucubración mental, una aspiración política de algo inconfesable de los líderes de la Liga.

Tenemos necesidad de decir esto, encajan perfectamente todas estas cosas que ahora encajan en el acto que estamos celebrando, porque nosotros hemos tocado las consecuencias de esta parcialidad primero, de esta falsa interpretación que del problema de Cataluña tienen todos los Gobiernos.

¿Nosotros hemos ido a las cárceles, hemos ido a Montjuit y hemos ido a los buques de guerra por actos delictivos cometidos por nosotros? No, repito. Se han suspendido las garantías constitucionales en Barcelona, más que nada, porque decían y alegaban las autoridades que existía ese problema y que este podía acarrear graves consecuencias, cuando, realmente, este problema no está planteado de ninguna manera.

No existe el problema de Cataluña, volvemos a insistir sobre ello y no será la última vez que lo hagamos. No existe ese problema, porque la gran masa del proletariado de Cataluña, porque incluso la clase media de Cataluña, incluso las clases directoras, las altas clases sociales de Cataluña no sienten ese problema, no quieren la resolución de ese problema. Entonces, ¿por qué nosotros hemos sido los que hemos tenido que tocar las consecuencias de esa actitud, de esa política en que se han inspirado los Gobiernos? En las presentes circunstancias no existe la vida normal del derecho y de la justicia, dicen, porque volverían las algaradas catalanas a perpetuar la vida y la paz de Barcelona. Esto lo han dicho las autoridades de Barcelona y es muy posible que el Gobierno actual interprete los hechos de la misma manera, y nada más lejos de la realidad”.

(Fragmento del discurso en la Casa del Pueblo de Madrid, el 4 de Octubre de 1919, reproducido por “España Nueva”. Fuente: “Artículos Madrileños, Salvador Seguí” de Antonio Elorza, Editorial Cuadernos para el Diálogo. Madrid, 1976).

En 2014 las compañeras de CGT València escribieron sobre Salvador Seguí lo siguiente: “Salvador Seguí Rubinat es una de las mayores leyendas del sindicalismo revolucionario en general y de Catalunya en particular. Un ejemplo que siguió vivo a través del tiempo en el corazón de los y las sindicalistas que han tratado de unir la lucha con la inteligencia”.

Inteligencia y Anarcosindicalismo. Cualquiera no lo logra.

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