VI Época - 35

Ocupan los teatros en Francia

Protestan por el “sacrificio de la cultura” y la “condena a la miseria, la precariedad y el paro” de los trabajadores del sector, con un injustificado cierre gubernamental de teatros, museos, cines y centros de artes, que ninguna previsión sanitaria avala y sólo las arbitrarias consignas de estado amparan.

Frente a una misma realidad dramática,

dos respuestas distintas

Más de 90 centros teatrales han sido ocupadas en Francia en la última quincena de marzo por un movimiento social que gana fuerza cada día, frente al cierre impuesto por el Gobierno de los centros artísticos con la excusa de combatir la pandemia.

Hace una semana (La Campana, nº 34 del 23.03.2021), recogíamos datos del dramático informe de la Fundación Artistas e Interpretes, según el cual el 97% de las personas dedicadas en España a la interpretación y la danza apenas tiene ingresos para subsistir y el 70% permanece en el paro, sin horizonte de trabajo.

Ocupación de las salas teatrales, en Francia

Casi tres semanas después de la ocupación espontánea por un grupo de artistas y otros trabajadores del gremio del emblemático teatro Odeón de París, el 4 de marzo, el movimiento de ocupación de salas de espectáculo teatrales, cines, museos y otros centros artísticos en ciudades como París, Lyon, Marsella, Estrasburgo, Toulouse, Nantes y Burdeos, no cesa de extenderse. De momento, ninguno de ellos ha sido desalojado por las autoridades y tampoco se han registrado altercados de importancia.

Según aseguran sus miembros más activos, el movimiento que está en el origen de esta protesta no está bajo la órbita de ninguna organización política o sindical y mantiene una organización horizontal de tipo asamblearia, centro a centro. Los trabajadores realizan asambleas abiertas cada día, siguiendo el modelo de auto-organización tradicional de los trabajadores franceses, que trata de superar la debilidad, la burocratización y la división de los sindicatos y el fraccionalismo ideológico. Por este motivo, no tienen un portavoz oficial. Entre ellos escogen cada día quién hablará con los medios. No obstante, aclaran que todo el movimiento de ocupación de teatros y centros artísticos comparte una misma causa: la de proteger la cultura, denunciar la precariedad del sector, sobre todo para los jóvenes que entran en el mercado laboral.

“Estaremos aquí (encerrados)”, aseguran sus portavoces ocasionales cada día, hasta que tengamos una respuesta favorable a nuestras reivindicaciones. Entre ellas, la reapertura de los teatros -siguiendo las recomendaciones sanitarias de distancia y prevención necesarias- y la marcha atrás de una reforma gubernamental sobre las condiciones de acceso al seguro del desempleo, desastrosa para los trabajadores más precarios. Los manifestantes reprochan falta de apoyo a la “base” de la cultura y critican que los nombres consagrados sean los que siempre resulten beneficiados, por más que, en Francia, la cultura y la actividad artística representa uno de los vectores más dinámicos de la economía francesa, representando el 2,3 % del PIB del país antes del estallido de la pandemia y dando trabajo a 670.000 personas (el 2,5 % de la población activa).

El Gobierno, en un primer momento, intentó aplacar la indignación del sector de la cultura con un paquete de ayudas económicas de 20 millones de euros suplementarios –sobre los 30 millones ya previstos en los presupuestos del estado para 2021-, que deberían destinarse a los equipos artísticos que atraviesan mayores dificultades, como las compañías de artes escénicas, danza, teatro o los grupos musicales. Según las declaraciones de la ministra de Cultura, ese incremento presupuestario serviría también para facilitar la reapertura -aún sin fecha- de las salas y para ‘ayudar’ a los jóvenes recién salidos de las escuelas y diplomados del mundo del espectáculo en directo que, según sus palabras, “llegan a un mercado de trabajo devastado”.

A esta propuesta, la contestación de los ocupantes fue rotunda, en voz del secretario general de la sección de espectáculos del sindicato CGT, Denis Gravouil. “Son migajas”, dijo, tras recordar que seis de cada diez personas del sector en paro por la Covid-19 “no reciben indemnización alguna”. Por otro lado, los teatros, cines y museos permanecen cerrados en Francia, desde que el presidente, Emmanuel Macron, decidiese ‘sacrificar la cultura’ por la pandemia y ordenara un segundo confinamiento a finales de octubre, con un injustificado cierre, que ninguna previsión sanitaria avala y sólo las arbitrarias consignas de Estado amparan.

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