MERCURIO EN LA RÍA DE PONTEVEDRA

A lo largo de los últimos decenios, miles de pontevedreses, vinieron reclamando de mil modos –concentraciones, manifestaciones, demandas judiciales, exposiciones, pronunciamientos, etc- el cierre del Complejo ENCE-ELNOSA en la Ría de Pontevedra.

Entre los muchos argumentos que el movimiento social pontevedrés -vertebrado y protagonizado sobre todo por la Asociación Pola Defensa da Ría (APDR)- esgrimió desde el primer momento, destaca el relativo a la denuncia del uso de mercurio en las cubas electrolíticas de la filial ELNOSA (Electroquímica del Noroeste), al objeto de producir el cloro que su empresa matriz, la Empresa Nacional de Celulosa (ENCE) necesitaba en grandes cantidades durante el proceso de obtención de la celulosa. De hecho, ELNOSA fue desde sus orígenes y hasta 2004 propiedad exclusiva de ENCE.

Una y otra vez, varios de los organismos especializados en la materia -por ejemplo, el propio Instituto Español de Oceanografía o el Informe COTECNO 1984 (Acer-Wallace Evans)- alertaron infructuosamente del temible daño ambiental y contra la salud pública que provocarían los vertidos, incluso accidentales, de mercurio industrial cuando este llegase al subsuelo o directamente a la ría a través de los efluentes líquidos originados en la fábrica. No en vano ni gratuitamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) cataloga al mercurio como uno de los diez productos químicos que mayores problemas de salud plantean para el ser humano.

Pese a la evidencia de estos hechos, así como de la circunstancia de que el mercurio ‘perdido’ había llegado a depositarse en cantidades alarmantes en los sedimentos y bio-acumulado en ciertas poblaciones del estuario, afectando incluso a especies marisqueras y pesqueras, tanto los directivos del Complejo ENCE-ELNOSA como los responsables políticos, primero de la dictadura franquista y después de la Xunta de Galicia y gobierno central, intentaron durante decenios ignorar u ocultar a la población la gravedad de lo que estaba sucediendo.

En 2020, por razones obvias de agresión contaminante al medio, peligro del almacenamiento de cloro en la proximidad de núcleos de población, normativa europea frente a procesos de obtención y utilización del cloro obsoletos, etc, se impuso el cierre definitivo de ELNOSA. Para proceder a su desmantelamiento, la Xunta de Galicia, “después de comprobar que el proyecto de descontaminación era técnicamente sólido”, según declaraciones de su Presidente, aprobó ese mismo año el Plan correspondiente que, como es preceptivo, incluye la cláusula de volver los terrenos ocupados por la fábrica a su estado original, libres, claro está, de contaminantes.

Una vez aprobado el Plan, pocos meses después, el 17 de febrero de 2021, los directivos de ENCE dirigen a la Xunta de Galicia un Informe en el que advierten que el proceso de descontaminación no sólo no se está haciendo correctamente, sino que, además, en el propio Plan ni siquiera “se previeron medidas de control para evitar que el mercurio acabase en la ría de Pontevedra por filtraciones durante su retirada”. Resultado: los terrenos costeros sobre los que se asentaba la antigua fábrica de cloro, aparecen ahora gravemente contaminados con mercurio en niveles muy superiores a los permitidos por una legislación ambiental, ya de por sí laxa.

El objetivo final y real de este Informe de los directivos de ENCE no ofrece duda alguna: 1) eludir su propia responsabilidad en estos hechos, 2) atribuir la culpa de las filtraciones y ‘pérdidas incontroladas’ de mercurio que ahora aparecen en el subsuelo a los directivos de la ELNOSA posterior a 2004 -segregada de ENCE tras su privatización- y 3) cargar sobre la propia Xunta y los presupuestos públicos los costes de la descontaminación necesaria de todo el terreno, una vez que su Plan de desmantelamiento de la clorera no está bien diseñado, ya que es “la Xunta de Galicia quien fija las condiciones del desmantelamiento desde el punto de vista del análisis de riesgo de contaminación”. “No se comprende -añade el Informe- como en una actividad de desmantelamiento de instalaciones contaminadas no se hayan adoptado medidas de contención para evitar la afección al suelo colindante y a las aguas subterráneas en una zona con influencia mareal y de alta pluviosidad que plantea como razonable la posibilidad de que se produzcan lixiviados” 

En esta danza por quitarse de encima la responsabilidad de lo sucedido, ENCE y la Xunta de Galicia han estado intercambiado, desde 2019 y hasta el mes pasado, correspondencia sobre la presencia de mercurio en la parcela, sin que ninguno de los dos hubiera comunicado públicamente sus preocupaciones. Sin embargo, en el Informe de este mes de febrero, ENCE reclama “a la Consellería de Medio Ambiente que sean los propietarios de la antigua Elnosa quienes asuman las tareas de descontaminación y recuperación de los suelos afectados por mercurio”, pues sabe muy bien que, al no asumir esta responsabilidad quienes resulten herederos de Elnosa -si es que no se evaporan antes- la responsabilidad final recaerá inevitablemente en los presupuestos públicos o bien, mucho nos tememos, en el daño continuado por años al medio ambiente, a las poblaciones marinas costeras y a la salud de los pontevedreses.

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