EL PRIMER MAPA DE HUMEDALES DE ESPAÑA, AÚN INCOMPLETO, DESVELA MÁS DE 5.000 ENCLAVES SIN PROTECCIÓN EFICAZ
El inventario de Humedales de España, que debiera tener ultimado hace décadas el Ministerio correspondiente (hoy, el Ministerio para la Transición Ecológica) sigue estando incompleto, pues, según un estudio de la Fundación Global Nature (FGN), apenas cartografía un 20% del total de las zonas húmedas realmente existentes en nuestro país.
Sea por incompetencia negligente (el número menor) o por decisión delictiva en función de intereses privados espurios de toda calaña (el número mayor), lo indudable es que el Inventario Español de Zonas Húmedas (IEZH), que debería contener la totalidad de los ecosistemas acuáticos de España, contiene grandes huecos en blanco, con comunidades autónomas enteras en las que no aparece ninguna laguna, turbera o lago. Sea por la excusa de ciertas Comunidades -Aragón, Castilla y León, Cataluña, Galicia y Navarra- que no han aportado al inventario oficial sus propios mapas, pese a, según aseguran, tenerlos elaborados. Sea, porque otras -Canarias, Cantabria y Extremadura- ni siquiera han elaborado su propio listado.
Según todos los datos, en España hay, al menos, cerca de 6.000 (5.767, en los listados de la Fundación Global Nature) de gran importancia, tanto por sus dimensiones como por su tipología geológica y la biodiversidad que albergan de modo permanente o estacional.
Ha tenido que ser una organización privada conservacionista, FGN, la primera en volcar la información imprescindible en un novedoso mapa interactivo, en el que se puede localizar el mayor número de humedales ibéricos. En la cartografía elaborada por esta entidad, se incluyen los catálogos autonómicos aún no añadidos en el registro oficial, las áreas de la Base Documental de los Humedales Españoles (BDHE) de 2006 y las 76 zonas inscritas en el tratado internacional de protección Ramsar. Sin embargo, en dicha página faltan por incluir datos imprescindibles, como, el estado de conservación de muchos de ellos o las medidas de protección que se están adoptando frente al impactante deterioro que sufren.
Con estos mimbres de desidia oficial, el maltrato a las áreas húmedas prosigue imparable, agravado por el hecho de producirse en un escenario universal de cambio climático, con sequías prolongadas y con olas de calor encadenadas. En España, la mitad de las zonas húmedas de gran importancia están alteradas o gravemente alteradas y un número significativo de ellas, pese a su decisiva importancia en los ecosistemas locales y global, han desaparecido por la acción humana, ligada a intereses privados y especulativos.
Pese a que Galicia alberga hasta la fecha el mayor número de zonas húmedas y humedales catalogados de España, cerca de 1200 que ocupan entre 70 y 75.000 hectáreas, cuenta también con uno de los ejemplos más dramáticas de esta historia de destrucción y desprecio a estos ecosistemas: la desaparición de la laguna de Antela, en la comarca de A Limia, en la provincia de Ourense. Fue en 1956, cuando una ley infame sentenció a muerte este humedal estacional, estimado como uno de los mayores de toda la península Ibérica. En época invernal su superficie alcanzaba seis kilómetros de largo y otros seis de ancho. Su desaparición eliminó una de las zonas de cría del ánsar común y un área “de regular aparición de cisnes procedentes de tierras europeas”, que llegaban a Antela. Aunque, en 2021, la ministra para la Transición Ecológica de entonces, anunció la intención de recuperar este humedal, “no se ha hecho nada”, denuncia De Miguel, que se muestra escéptico ante estos anuncios.
Los humedales y zonas húmedas cumplen un papel fundamental e insustituible en la defensa del patrimonio natural y la necesaria vitalidad del ecosistema terrestre. Es obligación de todas defenderlos de las amenazas políticas que sobre ellos se ejercen, a manos de grupos financieros, industrias agropecuarias e intereses urbanísticos especulativos.