VII Época - 8

EL CINISMO Y LA MENTIRA, LA LEY DE LA POLÍTICA EUROPEA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO

Wopke Hoekstra, nombrado Comisario de Acción por el Clima en la UE

Durante la inauguración el 15 de septiembre en Nueva York de la denominada Cumbre de Ambición Climática de la ONU, el Secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, lanzó un mensaje retóricamente contundente sobre la crisis climática. “Hemos abierto las puertas del infierno”, dijo. Se supone que utilizó la primera persona del plural a sabiendas de la responsabilidad que le cabe a la ONU en la organización de semejante desastre planetario.

Muchos y grandes personajes del gobierno mundial -jefes de estado, ministros, importantes ejecutivos de los gobiernos nacionales y supranacionales, etc-, se encontraban reunidos aquél día para debatir “sobre cómo acelerar las medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con la vista puesta en la próxima Cumbre del Clima de la ONU (COP28), que comenzará el 30 de noviembre en Emiratos Árabes Unidos”.

Durante los preámbulos de la Cumbre, los científicos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, IPCC, (entidad creada por la ONU en 1988, hace ya 35 años) alertó una vez más de que ante la aceleración del calentamiento global que se está produciendo, es imperioso que en la Cumbre de noviembre se aumenten de modo significativo los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, si se quiere evitar el ‘infierno’ aludido por el Secretario general. El IPCC, insiste ante los ‘mandatarios’ políticos del mundo en que, si el volumen de emisiones prosigue como hasta ahora, hay un 50% de posibilidades de que en 2030 superemos los 1,5ºC de calentamiento medio en el planeta, lo que evidenciaría que “no se ha cumplido con la primera gran línea roja del Acuerdo de París, abriendo la puerta a un recrudecimiento de la crisis y a un nuevo sistema climático en la Tierra, con consecuencias impredecibles”, pero que, en cualquier caso, serán con toda probabilidad ‘infernales’ para grandes núcleos, incluso continentales, de la población mundial.

Entre los personajes que estaban sentados en la Cumbre de Ambición Climática de la ONU, oyendo los avisos del IPCC y la vehemente retórica del Secretario general, se encontraban los más altos representantes de la Unión Europea y de cada uno de los países que la integran.

Apenas dos semanas más tarde, con el acuerdo entre el Partido Popular Europeo, Socialistas, Liberales y Verdes, el 5 de octubre, el parlamento europeo nombró como Comisario de Acción por el Clima en la Unión Europea, a Wopke Hoekstra. Entre sus tareas, tendrá el encargo de ‘liderar’ la aplicación del Pacto Verde Europeo durante los próximos años, adoptar medidas para evitar el Cambio Climático y reducir significativamente la emisión de gases de efecto invernadero por las industrias energéticas de combustibles fósiles.

¿Quién es este personaje y que avales pudo presentar para ostentar semejante cargo en el gobierno europeo?

Wopke Hoekstra, exministro del gobierno holandés, es un agente de alto nivel de los lobbies financieros, inmobiliarios y petrolíferos, acreditados en la Unión Europea. Ejerció como alto ejecutivo durante once años para la controvertida consultora McKinsey & Company. La consultora que ha asesorado al menos a 43 de las 100 empresas más perjudiciales para el medio ambiente del mundo, en gran número de sectores industriales, entre ellas, las multinacionales de la industria petrolífera. Además de asesorar a la larga lista de clientes de su consultora, durante sus años como ministro del Gobierno de Países Bajos, Hoekstra “rebajó los objetivos medioambientales e influyó para ampliar la explotación de gas en el país”.

En esas funciones como asesor, trabajó para la petrolera Shell, en los años que esta multinacional petrolífera, era el mayor operador de la región petrolífera de Nigeria, el Delta del río Niger. Durante decenios, la compañía Shell provocó la devastación medioambiental de toda la zona del Delta y, para evitar las protestas de la población local contra la maldición que les cayó encima, no dudó en aliarse con los militares de la dictadura nigeriana, para que estos aplicasen una política de asesinatos selectivos, matanzas indiscriminadas y represión generalizada. Cientos de personas fueron ejecutadas sin juicio, así como un número incalculable siguen como ‘desaparecidos’, a lo que hay que sumar la ruina y miseria sufrida por las poblaciones costeras. En los años 90 del pasado siglo, miembros de la minoría ogoni del delta del Niger, liderados por el escritor Ken Saro-Wiwa, se enfrentaron a la Sell y al gobierno sicario de su país. Resultado: el 10 de noviembre de 1995, Ken Saro-Wiwa y otros ocho miembros de su pueblo fueron ejecutados por los militares nigerianos. Y, como resultado final, la Shell hubo de poner fin a su actividad en la zona afectada, ya que en agosto de 2011, tras la continuidad de las protestas, la empresa Shell fue condenada internacionalmente, no sólo por incumplir los límites de contaminación y daño medioambiental, sino también por intentar ocultarlos, valiéndose de la represión, la violencia y ejecución de crímenes de lesa humanidad.

Este es el personaje, Wopke Hoekstra, que representará -nos representará- a la población europea en la lucha por la emergencia climática, por más que actuará al servicio de las mismas industrias que hasta ahora le han contratado y colocado en el lugar político que disfruta.

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