VI Época - 10

LA PANDEMIA (NO INFECCIOSA) MÁS MORTÍFERA

Cerca de 3 millones de trabajadores fallecen cada año en el mundo por accidentes de trabajo

Eleazar Blandón, jornalero, falleció el 1 de agosto tras un día de trabajo -en plena ola de calor- en una finca agrícola cerca del municipio de Lorca (Murcia). El día de su muerte, su jornada de trabajo se extendió desde las 7 de la mañana hasta las 2 de la tarde y luego se prolongó en la recolección de melones en una finca adyacente hasta largas horas de la tarde, en que se produjo el desmayo y la muerte, a una temperatura de hasta 44 grados sin ningún tipo de protección.

En el mundo

El informe “Seguridad y salud en los centros de trabajo – 2019” de la Organización Mundial del Trabajo (OIT, por sus siglas en inglés) señala que cada año mueren por accidentes laborales y enfermedades profesionales 2,78 millones de trabajadores (la mayoría, 2,4 millones -el 86,3%- debido a enfermedades profesionales). En otros términos, cada día pierden la vida mil personas por accidentes del trabajo y otras 6.500 por dolencias profesionales. La cifra representa entre el 5% y el 7% del total de muertes a escala mundial. En cuanto a la tendencia, el documento apunta un incremento en las muertes, ya que los trabajadores fallecidos en 2014 fueron 2,33 millones. Por regiones, en 2014 África y Asia registraron una tasa de accidentes de trabajo mortales por cada 100.000 trabajadores entre cuatro y cinco veces superiores a las europeas.

En España

Más allá de los casos concretos, el Ministerio de Trabajo registró en el primer semestre del año 354 muertes por accidentes de trabajo en el estado español, lo que supone un incremento del 21% respecto al mismo periodo de 2019 (ese año se contabilizaron 695 muertes); el mayor aumento de los decesos entre enero y junio se produjo en el sector agrario (109%), seguido de la industria (68%) y con un 25% los servicios (tal vez la reducción del 25% en el sector de la construcción se explique por el parón económico a causa de la pandemia).

El hecho es que crece la siniestralidad mortal, en España y en el mundo, a medida que aumenta la precariedad laboral, se generaliza el despido masivo en las plantillas originarias de multitud de empresas, sustituyéndolas por subcontratas en cadena interminable. En cada eslabón de las subcontratas la explotación se agudiza hasta extremos inhumanos, se extrema la dureza en los ritmos de trabajo y deterioran las condiciones económicas y laborales para millones de personas.

Crónica “La Campana”

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