LUCKY
Año: 2017
Duración: 88 min.
País: Estados Unidos
Dirección: John Carroll Lynch
Guion: Logan Sparks, Drago Sumonja
Música: Elvis Kuehn
Fotografía: Tim Suhrstedt
Reparto: Harry Dean Stanton, Ed Begley Jr., Beth Grant, James Darren, Barry Shabaka Henley, Yvonne Huff, David Lynch, Hugo Armstrong, Bertila Damas, Ron Livingston, Ana Mercedes, Sarah Cook, Amy Claire, Ulysses Olmedo, Mikey Kampmann, Otti Feder, Mouse, Pam Sparks, Tom Skerritt
John Carroll Lynch es uno de esos actores “de carácter” cuyo rostro resulta familiar a casi todo el mundo por haber aparecido en multitud de películas en los últimos años, algunas de ellas bien conocidas (Fargo, Gran Torino) con directores de prestigio, siempre en pequeños papeles secundarios. Ya en su madurez, hizo su debut tras la cámara con Lucky, un film modesto en el que da el protagonismo absoluto a otro secundario de lujo en el ocaso de su carrera, Harry Dean Stanton, fallecido poco antes del estreno de la película.
Stanton es Lucky, un anciano soltero empedernido que vive solo y cuya existencia se basa en una serie de rutinas casi invariables. Hace sus ejercicios de yoga todas las mañanas, come y rellena sus crucigramas en la misma cafetería, ve el mismo concurso televisivo por la tarde y termina el día en el mismo bar tomándose un Bloody Mary con los parroquianos de siempre. En el frigorífico solo tiene cartones de leche y lleva toda la vida fumando un paquete de cigarrillos al día sin que su salud se vea afectada. Todos le conocen y le aprecian en la pequeña localidad desértica por la que deambula a diario entre cactus y un sol implacable que parece imponer un ritmo monótono y cansino.
Un mareo repentino le provoca una caída y, a pesar de que el médico le dice que su único problema es la vejez, empieza a pensar que se acerca el final de sus días y a considerar lo que ha significado su vida y la forma de encarar lo inevitable. Su ateísmo le lleva a ver las cosas de forma poco convencional y a esas alturas ya no hay motivos para fingir.
Lucky es una película aparentemente sencilla y narrativamente austera, a ratos contemplativa. Se recrea en los detalles más nimios, pero logra una extraordinaria profundidad, sobre todo gracias a la irreprochable interpretación de su protagonista, quien seguramente se la planteó como una especie de despedida personal, ya que se incluyen muchos detalles autobiográficos en el guion. Los demás personajes son simples acompañantes en esta ocasión, pero darían para varias películas, como la surrealista historia de su amigo, interpretado por el mismísimo David Lynch, apesadumbrado por la pérdida de su galápago centenario.
La música también está muy presente, con un estilo fronterizo que crea una atmósfera especial. Harry Dean Stanton fue un músico consumado con una larga carrera a sus espaldas y nos regala una conmovedora interpretación de la ranchera Volver volver que es difícil de olvidar.
Parece que no ocurre nada, pero se está hablando de temas fundamentales, como la soledad, la libertad, el miedo a la muerte y cómo enfrentarse a ella, siempre con un tono irónico y lúcido que evita todo lo superfluo, con la serenidad del que se siente en paz con uno mismo para despedirse de la mejor manera posible, con una sonrisa.