LOS MISERABLES
Título original: Les Misérables
Año: 2019
Duración: 102 min.
País: Francia
Dirección: Ladj Ly
Guion: Ladj Ly, Giordano Gederlini, Alexis Manenti
Reparto: Alexis Manenti, Damien Bonnard, Issa Perica, Jeanne Balibar, Abdelkader Hoggui, Al-Hassan Ly, Almamy Kanouté, Diego Lopez, Djebril Zonga, Jaihson Lopez, Lucas Omiri, Luciano Lopez, Nizar Ben Fatma, Omar Soumare, Raymond Lopez, Rocco Lopez, Sana Joachaim, Steve Cauret, Steve Tientcheu, Zordon Cauret
Fotografía: Julien Poupard
El policía Stéphane (Damien Bonnard) es un padre soltero, apacible y recién divorciado que acaba de llegar de provincias para integrarse en una unidad de lucha contra el crimen en la comuna parisina de Montfermeil. En su primer día de trabajo, sus colegas Chris (Alexis Manenti) y Gwada (Djibril Zonga) le explican las reglas no escritas de la presencia policial en el barrio, donde tienen que lidiar con una compleja red de pequeños delincuentes, hermanos musulmanes y políticos que se han repartido el poder entre ellos y mantienen una calma tensa que se puede romper en cualquier momento.
La situación se agrava cuando un adolescente roba un cachorro de león de un circo regentado por gitanos. El ladrón es Issa (Issa Perica), un vagabundo muy conocido por la policía al que su madre ha echado de casa. Mientras huye de los tres policías, Issa es gravemente herido por Gwada. Chris quiere encubrir el crimen, que fue filmado por otro joven con un dron, pero el entramado de relaciones entre los adultos para arreglar las cosas entre ellos según sus reglas no puede evitar que se desate el caos.
Casi 170 años después de la publicación de Los Miserables de Victor Hugo, el director Ladj Ly nos lleva de nuevo a la lúgubre banlieue de París, que él mismo conoce bien. Creció en Montfermeil, un barrio habitado principalmente por emigrantes del Magreb y del África subsahariana. Ladj Ly condensa los acontecimientos en unos pocos días y establece paralelismos con el levantamiento de los obreros de París de 1832, no solo por la elección del título. El director también está del lado de los marginados y, como el gran escritor francés, sitúa en el centro a un hombre que aporta una chispa de esperanza a una sociedad en la que muchos han renunciado a sí mismos y a los jóvenes les queda poco futuro. Los negocios delictivos parecen ser la única vía que tienen para ascender en la escala social y participar en el pastel de la prosperidad.
Como en su día hizo Hugo, Ladj Ly retrata con precisión las condiciones sociales de vida en el barrio en su drama semidocumental, manteniéndose muy cerca de los personajes con su cámara. Le interesan menos las razones culturales o económicas de los males sociales en el extremo inferior de la acomodada sociedad francesa. Describe las consecuencias para el alma de los adolescentes que crecen en un barrio de mala muerte, descuidado, donde la justicia y la educación hace tiempo que se han rendido e incluso los padres están perdidos al tratar con sus hijos sin oportunidades. Aquí ya nadie cree en la promesa de ascenso social.
Ladj Ly contradice el optimismo de Hugo, para quien la miseria se remedia o al menos se alivia con las acciones éticas de los individuos. Stéphane se posiciona, pero parece impotente ante las estructuras arraigadas. La película se inicia con una explosión de júbilo en las calles por una victoria de la selección francesa de fútbol, en una celebración en la que participan todos los estratos sociales que parece mostrar una unidad que es totalmente falsa y contrasta implacablemente con la realidad.