MIGUEL ÁNGEL CUÑA
(Pontevedra)
Estos dos poemas, escritos en los tiempos actuales de confinamiento, embozo y distancia social, forman parte de un libro, ahora y probablemente para siempre inédito.
POEMAS DEL CONFINAMIENTO
LLEGA LA ORDEN DESDE LO ALTO
Como mar de plomo llegó la orden desde lo alto.
Dice: Glorificada la distancia,
puertas adentro está la vida,
puertas afuera, la no-muerte.
Nadie salga al encuentro,
queden los ojos anidados en la ausencia,
sin levantar la mirada,
humillada la frente,
vigente la amenaza.
Yo te aviso, carcelero:
No hay muerte verdadera sino llega
y nada hay que no viva humano ante su certeza fatal.
¿Acaso no tengo brazos para levantar la piedra,
llanto bastante para el amigo que se va,
alegría para el viajero que viene?
¿No tengo pies para pisar el escenario fugitivo
y conciencia para interpretarlo?
¿No tengo corazón ni sangre suficiente
para incendiar el túnel,
vivir a pulso,
y, acaso, pecho digno para el rayo?
Dice la orden:
Pobre Sísifo, mutilado y reo,
Piedra y sed, son quimeras del infortunio,
Cuesta arriba-cuesta abajo
uno es y siempre el mismo camino.
Yo te aviso, carcelero:
Piedra, sed y sendero son yo mismo,
como lejana la cima, allá y en mí siempre.
Hijo de la suerte con la vida,
la inmortalidad para nada nace en cada paso
Dice la orden:
Desafiante Sísifo,
libertad y albedrío son quimeras del infortunio
Razón y voluntad, cuesta arriba-cuesta abajo
una es y siempre la misma infantil agonía.
Quédate en el valle, sosegado y feliz, libre
Sólo el orden y la cifra
llevarán la piedra hasta la cima.
Yo te aviso carcelero:
¡Ya conozco tu fábula,
carpintero de la apariencia,
carcelero!