Editorial
Este año celebramos el 100 aniversario de la muerte de Pedro Kropotkin, fallecido a la edad de 79 años en la ciudad rusa de Dmitrov, donde permanecía prácticamente confinado y estrechamente vigilado por decisión del dictatorial gobierno leninista.
Es también el momento de reiterar en este editorial del semanario La Campana, el reconocimiento de la inmensa deuda que nuestro sindicato pontevedrés tiene contraída con Kropotkin. Sin su ejemplo y entrega indeclinable a la lucha por la libertad y la emancipación de la clase trabajadora, sin su ética e ideario anarquista, el Sindicato Único de Trabajadores “Solidaridad Obrera” (SUTSO) de Pontevedra, no sería lo que hoy es, ni habría llegado hasta aquí, tratando siempre de guiar su acción sindical, funcionamiento orgánico y lucha social hacia el comunismo libertario bajo los principios de solidaridad y apoyo mutuo, igualdad, acción directa y autogestión comunal, que Kropotkin nos entregó.
A mediados de la década de los años ’80 del siglo pasado, los anarcosindicalistas pontevedreses decidieron unir todos los sindicatos de ramo y constituirse en Sindicato Único (en referencia, a la agrupación de todos los sindicatos de sector y secciones sindicales existentes en uno solo, con un único Comité Local y única asamblea decisoria). Aquél mismo día decidieron incorporar al nombre de la nueva agrupación, el principio más estimado por todos y que mejor podría definir su personalidad. Así nació el Sindicato Único de Trabajadores “Solidaridad Obrera” (SUTSO) de Pontevedra.
Solidaridad y Apoyo Mutuo
Nuestro sindicato se define como anarcosindicalista. Es por tanto un movimiento social, originado en el seno de la clase trabajadora, articulado en torno a unos pocos y sencillos principios rectores y estructurales: libertad, acción directa, igualdad universal, solidaridad, federalismo etc, entre los que destaca, tal y como recoge su nombre, la solidaridad y el apoyo mutuo entre sus componentes.
Fue Kropotkin quien mejor supo reconocer en la solidaridad y el apoyo mutuo -título de uno de sus libros universalmente más famosos, “El Apoyo mutuo como factor de la evolución”- uno de los principios rectores de la insurgencia de la clase trabajadora frente al lastimoso dominio del Capital y la estructura jerárquica del Estado.
Contra los defensores del llamado “darwinismo social” y, consiguiente proclamación de las brutales consignas “La ley de la vida es la Ley del más fuerte” o “La ley de la evolución, también de la especie humana, es la competencia feroz entre individuos y poblaciones por sobrevivir, en la que los más fuertes son los portadores del futuro de la especie”, Kropotkin, puso de manifiesto que la evolución y lucha por la existencia en el conjunto de las especies animales no se libraba a través de la competencia o el uso de la fuerza de unos contra otros, sino, de modo principal y más exitoso, a través del apoyo mutuo y la cooperación.
La ayuda mutua y la cooperación de grupo -señalaba Kropotkin- forman parte de la naturaleza de los seres vivos, del mismo modo que las respuestas agresivas, aunque éstas resultan a la postre menos eficaces y un factor de ‘regresión e inmovilismo’ más que de ‘evolución’ propiamente dicha. Es por tanto, decisión de los seres humanos -en tanto que miembros de una especie con capacidad de discernimiento y libertad, a la postre constructora de su propio destino histórico- seguir el dictado del apoyo mutuo y la sociabilidad cooperativa, y no el de la fuerza, la competencia homicida y el poder de unos sobre otros.
El apoyo mutuo y la sociabilidad naturales presentes en los seres vivos, cobra en la humanidad, en tanto que poseedora de conciencia y valor ético, el nombre de ¡Solidaridad!, cuyo título llevamos con orgullo los anarcosindicalistas en Pontevedra.
En la solidaridad, tanto como en la libertad que otorga al ser humano la conciencia y capacidad de interpretar el mundo que le rodea, reside naturalmente la capacidad de progreso y poder de transformar la sociedad. Tal como nos enseñó Kropotkin, son la Solidaridad y el Apoyo mutuo un compromiso ineludible de los individuos de la especie humana universal con su propia naturaleza y una obligación moral para con sus iguales. Compromiso y obligación que han de asumir y defender también todas las organizaciones, comunidades y entidades de la clase trabajadora -entre ellas los sindicatos-, que luchen por la dignidad, equidad y emancipación de toda servidumbre y explotación. Compromiso y obligación que el Estado, las Leyes y el Orden económico vigentes, tratan de impedir, conscientes de que en ello les va su propia lúgubre existencia histórica.
La solidaridad -escribe Kropotkin- es la relación igualitaria y justa entre todos los miembros de la sociedad, combatientes contra las injusticias que sufren. Así lo entendemos en el SUTSO de Pontevedra, brazo a brazo, en apoyo mutuo, en la acción común contra el adversario común.
Quede para otro editorial la enseñanza recibida de Kropotkin en relación al comunismo libertario, que figura también en nuestros estatutos como objetivo central y finalista de la acción sindical del SUTSO de Pontevedra, federado en la CGT.