Editorial
Te han sitiado corazón
y esperan tu renuncia.
Los únicos vencidos, corazón,
son los que no luchan.
No te entregues, corazón libre.
No te entregues.
Rafael Amor
En el editorial anterior señalamos como en la CGT se viene observando desde hace demasiado tiempo una deriva autoritaria cada vez más agresiva, que amenaza su continuidad como la organización anarcosindicalista que deseamos. Una amenaza cierta -decíamos- “que solo la propia afiliación, insumisa a todo autoritarismo, debe y puede hacerle frente con éxito”.
En ese entendimiento, la Campana pone a disposición de la afiliación y militancia confederal de todo el país sus páginas, animándola a expresar su particular visión y enfoque respecto de todo lo que está pasando en CGT, cuando personas con importantes cargos de representación, entre ellos el Secretario general y demás miembros del Secretariado Permanente, capitanean abiertamente y acentúan hasta extremos intolerables aquella deriva, que se denuncia.
En la conflictividad interna que hoy afecta a la CGT no faltan quienes, interesadamente, tratan de confundir a la afiliación, difundiendo el ‘mensaje’ de que no hay tal deriva hacia el autoritarismo y mucho menos que la CGT esté amenazada desde dentro en su definición anarcosindicalista. Todo el conflicto -según ellos – tiene su origen en la dura competencia entre dos candidaturas rivales al Secretariado Permanente en el último Congreso de Zaragoza, en el que una de ellas resultó ‘vencedora’ por la mínima y la otra, ‘perdedora’, a pocos ‘votos’ de la primera. A partir de aquí, vendrían los ajustes de cuentas, represalias y purgas (según acusan unos) o el mal perder y afán de revancha (según acusan los otros).
Sin embargo, este relato es absolutamente falso e indigno para nuestra organización, por más que resulte veraz y de aplicación consecuente en otras entidades sindicales o políticas organizadas jerárquica y autoritariamente, con sus jefecillos y burócratas. Pero no es, no puede ser, el caso de la CGT.
En la CGT, por definición anarcosindicalista, libertaria y antiautoritaria, este cuento, no es más que una engañifa, una tapadera, un encubrimiento de mezquinos intereses de poder. Una artimaña ideológica construida con el objetivo de ‘normalizar’ como uno de los principios rectores del funcionamiento confederal, la espuria y reaccionaria doctrina de que la Secretaría general y el SP de la CGT puedan llegar a representar un “poder a conquistar”, “una jefatura a disposición del primer/a burócrata dispuesto a ‘asaltar los cielos’”, una “Capitanía” desde la que ejercer autoridad sobre los ‘súbditos’ que, en este caso, no seríamos otros que los sindicatos y la propia afiliación.
Enemigos de toda injusticia -y la primera de ellas es el autoritarismo y la falta de libertad a él asociada- la Campana, en su cualidad de portavoz de CGT-Pontevedra, considera que los afiliados de CGT no tenemos derecho a dejarnos arrebatar sin lucha la experiencia histórica de una organización sindical que camine en libertad, con poder decisorio de abajo arriba, sin jefes ni burócratas arteros que puedan decidir por la afiliación. Pues ese es el único camino verdadero y el único modelo de organización que puede hacernos avanzar hacia la emancipación social y el comunismo anárquico, poniendo fin a la opresión de los estados y a la explotación capitalista que hoy se impone en todo lugar y país.
En cumplimiento de este principio, que, según lo reiteradamente aprobado en sucesivos Congresos, SÍ rige tanto nuestra filosofía social como la acción sindical cotidianas, todo afiliado, que considere que el nombramiento para un cargo en CGT puede llegar a legitimar un poder privado, con capacidad real de imponer sus decisiones a los entes confederales, nunca jamás podrá representar a los sindicatos de la CGT o al anarcosindicalismo ni, por supuesto, a quienes nos negamos a ser súbditos o hueste de cualquier bandería.
La Campana, hace un llamamiento al conjunto de la afiliación consciente para que participe en este debate necesario, y, entre todos, logremos evitar en nuestro seno la alianza fundamental que siempre celebran los rivales en la lucha por el poder, cualquier poder, que no es otra que la complicidad en el sostén del poder mismo. Pues, baste el ejemplo, pueden reñir los partidos políticos entre sí, odiarse ferozmente o competir en intrigas cortesanas y pueden los capitalistas acometerse sin escrúpulos entre si, por más que ninguno de ellos -ni políticos ni empresarios- pondrá en cuestión jamás el poder político-económico al que aspiran y contra el que nosotros, los sindicalistas de la CGT, impugnándolo, hemos de luchar siempre en pro de la sociedad libre, fraterna, universal y solidaria.