ANARCOSINDICALISMO EN COSTA RICA
El Centro de Estudios Sociales “Germinal” organiza la Federación General de Trabajadores
En Costa Rica, las ideas anarquistas fueron introducidas por los trabajadores europeos, principalmente italianos, que fueron llamados entre 1872 y 1900 por la incipiente oligarquía industrial para construir el ferrocarril que uniera el Atlántico con el Pacífico, y ambos con la meseta central donde se sitúa la capital del país. Entre los braceros italianos había muchos que habían militado en el movimiento anarquista de su país. Serán ellos, los que lleven a cabo en 1888, la primera gran huelga en Costa Rica, para reivindicar mejora de salarios y de condiciones laborales.
La importancia de este movimiento en la historia social de Costa Rica es difícil de expresar, no sólo por la amplitud y la firmeza que revistió́ sino por el modelo de acción sindical y organizativo utilizado. Como se dirá en la época: “Los braceros y peones italianos introducen la primera literatura socialista de carácter anarcosindicalista en el país, elevando así la conciencia social de la clase obrera”. El primer fruto de esta conciencia social es la aparición en Costa Rica, a lo largo de la primera década del siglo XX, de varias publicaciones que transparentan, en mayor o menor grado, la ideología libertaria: La Aurora social, Hoja Obrera, Orden social, El trabajo, El arraigo del Pueblo, Grito del Pueblo, La Lucha o La Causa del Pueblo.
1909 será el año que marque el inicio de la pérdida, cada vez más notoria, de la tendencia socialista reformista y de la utilización del movimiento obrero y artesano en las contiendas políticas y electorales. Desde 1911 en adelante, el reformismo sindical y político tendrá que enfrentarse a la creciente organización anarquista que prendía rápidamente en amplios sectores de los trabajadores y en número considerable de intelectuales.
El acontecimiento más decisivo de ese año, fue la creación por un grupo de intelectuales y obreros, del “Centro de Estudios Sociales Germinal”, así como la proliferación en numerosas ciudades y pueblos de centros de estudios, bibliotecas populares, escuelas nocturnas para trabajadores y organizaciones sindicales de distinto ámbito, muchas de ellas influenciadas por la difusión de publicaciones y libros anarquistas, en gran parte enviados por anarquistas mexicanos, cubanos y españoles.
Los principales promotores costarricenses de “Germinal” se consideraban a sí mismos como anarquistas: Joaquín García Monge, Omar Dengo Guerrero, Carmen Lyra, J.M. Zeledón, el dirigente obrero Juan Rafael López y otros muchos, disponiéndose a combatir los prejuicios sociales, religiosos y políticos que retardaban la evolución de los trabajadores y paralizaban o distraían su natural rebeldía.
“Germinal” tenía las típicas características de las agrupaciones anarquistas y sindicalistas, en todo el mundo. En su local estaba izada la bandera roja y negra. Por las noches se congregaban obreros de los distintos talleres de la capital. En las salas se colgaron los retratos de Emilio Zola y de Eliseo Reclus. Sus reuniones tenían la particularidad de ser informales, sin mesas directivas, y los miembros se esparcían por el local de reunión. Al comenzar cantaban la conocida canción anarquista “Hijos del Pueblo”. Se realizaban cursos libres de ciencias sociales, conferencias y sesiones públicas. Se abrió una biblioteca de consulta popular. Se ofrecían veladas con representaciones de obras dramáticas de propaganda social. Se publicaban textos de propaganda y de difusión del ideario libertario, animando a los trabajadores al rechazo a la religión clerical, al abstencionismo doctrinario, al antiparlamentarismo y al sindicalismo. Se apoyó la apertura de centros de su misma índole en otros lugares y villas y se establecieron relaciones a nivel internacional y local con otros centros de similar importancia.
Esa ingente y tenaz labor ofreció en 1913 su mayor fruto: La organización, bajo la dirección de “Germinal”, de la Confederación General de Trabajadores (CGT) y la convocatoria ese mismo año, por primera vez en Costa Rica, del 1º de Mayo, animando a los trabajadores a declarar la huelga por las ocho horas y en protesta contra todas las injusticias a las que es sometida la clase asalariada en el mundo.