CONTROVERSIAS ENTRE AMIGOS

Cuestiones de suma (o poca) importancia

Antípodo y Odopitán son dos amigos anarcosindicalistas y campaneros. Cada lunes los encontramos en el local del sindicato pontevedrés enzarzados en fraternales discusiones.

Odopitán – Discutíamos la semana pasada en torno a los debates que atraviesan el movimiento feminista en España.

Antípodo – Sobre esta cuestión ya te expresé mi criterio, considerando que en esos debates, al menos hasta donde yo conozco, la abrumadora mayoría de los colectivos feministas comparten unos mismos planteamientos básicos, que rechazo absolutamente. Por otro lado, cuando se opta por el poder como panacea para resolver la injusticia social -como viene haciendo desde hace años el movimiento feminista, en relación a la sufrida histórica y actualmente por las mujeres – y se le anhela con cualquier motivo o excusa, no cabe otro destino que enzarzarse en las luchas por el poder mismo, pasando incluso a segundo plano, las razones de fondo de las discrepancias que pudiera haber entre los aspirantes.

Odopitán – Sean luchas mendaces entre colectivos y egos personales por el poder, como tu dices, o, por el contrario, legítimas controversias ideológicas y políticas en torno a cuestiones fundamentales del ser humano, lo que se evidencia ahora mismo es una fractura -o fracturas- en el movimiento feminista que, al parecer de algunas personas, provoca una desastrosa fragmentación del movimiento. Para evitarlo, son numerosas las voces feministas que llaman a la unidad de acción.

Antípodo – Sólo habrá unidad cuando acierten a tejer una red de intereses compartidos entre sus integrantes, exactamente igual a lo que hacen en democracia, con mayor o menor fortuna, los partidos políticos o los lobby empresariales y corporativos y en los regímenes totalitarios, las facciones cortesanas.

Odopitán – Cabe otra unidad posible, más allá de esa red de intereses privados o de grupo en torno al poder político y la administración estatal.

Antípodo -¿Cuál?

Odopitán – Asumir que el movimiento feminista puede acoger con vigor la confluencia de distintas corrientes y grupos ideológicos diversos en torno a unos pocos principios insoslayables y al objetivo final de lograr una sociedad igualitaria entre hombres y mujeres.

Antípodo – Las preocupaciones de las que actualmente hace gala el feminismo actual e intenta plasmar en el Derecho positivo del estado, en las Leyes -lo que está en la base de su fragmentación actual- desbordan esos principios, forzosamente restringen el vínculo ideológico a determinadas fuerzas del espectro sociológico y político y desvirtúan ese objetivo ‘final’ que alegas. Lo que, necesariamente, bloquea esa confluencia.

Odopitán – Muchos piensan que si el movimiento feminista decae, habrá un retroceso en la lucha empeñada por las mujeres por sus derechos e igualdad. Es más, no son pocas las voces que alertan de que la ‘extrema derecha’ misógina está al acecho para tumbar todos los avances logrados hasta hora.

Antípodo – Vaya por delante que el lobo que devora la igualdad entre los seres humanos e impone por todas partes el privilegio para unos y el sufrimiento y la exclusión para otros, no viste sólo ni de modo habitual con la piel de la ‘extrema derecha’. No obstante, confío en que la lucha de las mujeres contra su postergación social e injusticias que sufre, no esté verdaderamente en peligro e inicie su declive por las disputas en determinado movimiento, cada vez más corporativo y reformista y menos liberador. Al menos, no está en peligro por esa razón en concreto.

Odopitán – ¿No estimas posible que el movimiento feminista actual logre, al menos en España, aglutinar en una única representación institucional las reivindicaciones más profundas de las mujeres, otorgándoles una dirección y unos objetivos concretos a conseguir?

Antípodo – Esa milonga ya la conocimos en modo generalista el 15M, hasta que a algunos avispados se les ocurrió institucionalizar aquello que surgía en las plazas, a condición de que se asumiese su liderazgo para el “asalto a los cielos” con las huestes bien formadas detrás. Ya sabemos como acabó toda esa palabrería y oportunismo tradicionales, pues ya están en los cielos y sigue lloviendo la misma ‘mierda’ sobre los mismos.

Odopitán – Comparto tu esperanza en que la lucha social por la igualdad universal continuará, hoy y mañana, pese a todo. Pero esa vindicación no es lineal, ni progresa siempre en la misma dirección y nosotros, los anarcosindicalistas, somos los primeros en defender la necesidad de organización y unión para alcanzar nuestro ideal social.

Antípodo – No es la bandera de la libertad y el fin de la injusticia lo que está en cuestión en este asunto. Se trata de las veleidades ideológicas y políticas de quienes que aspiran a que el poder estatal – Ley y fuerza para imponerla- discipline nuestra conducta. Lo que si está en cuestión es si el movimiento feminista tal y como hoy lo conocemos, representa e impulsa verdaderamente aquella lucha a la que aludías o, por el contrario, preanuncia el ascenso de otra burocracia más, como la que representan actualmente las corporaciones sindicales hoy hegemónicas en el sindicalismo, los partidos políticos en la acción social, las ONG’s y ecologistas institucionales, en el movimiento ecologista.

Odopitán – No todos los movimientos son iguales, ni todos ellos acaban del mismo triste modo. Sin ese convencimiento, tampoco nosotros estaríamos hoy aquí. De todos modos, nos urge recogernos. Hasta la próxima semana.

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