ANTE EL DUELO INTERMINABLE POR LOS AHOGADOS
la actitud de las empresas periodísticas no es otra que el mayor desprecio a la vida y a la dignidad.
CONSTRUYEN CÍNICAMENTE LA DESINFORMACIÓN Y NARCOSIS SOCIAL GENERALIZADAS,
mientras fingen y se reclaman como dignos titulares de la libertad de expresión y del derecho de información
La desaparición en el mar en apenas dos semanas de al menos cuatrocientas ochenta personas en la Ruta marítima Africano-Canaria y la muerte en la madrugada del viernes, 18 de junio, de al menos tres inmigrantes al naufragar una patera en Órzola, Lanzarote, no mereció en los medios periodísticos más conocidos e influyentes de este malhadado país (sean de izquierda, centro o derecha, públicos o privados) más que breves notas marginales, bien ocultas y sepultadas entre la hojarasca banal de decenas de titulares, estos sí destacados por su frívola nadería y, en el fondo, absoluta irrelevancia. Ninguno de los empleados de estos medios -periodistas, comentaristas, editorialistas, reporteros más o menos afamados- se sintió en la obligación de destacar o, sencillamente, decir que toda muerte injusta -y estas lo son en grado sumo- exige reparación, verdad y responsabilidad.
¿Qué intereses particulares se esconden tras esta reiterada conducta, unánime y fielmente ejecutada por la prensa escrita y otros medios audiovisuales?
Antes de ofrecer una respuesta a esta pregunta, describamos siquiera brevemente la magnitud y gravedad de lo que en estos días la agenda de los medios de comunicación oculta al debate social.
Al menos cuatrocientas ochenta y una personas viajaban a bordo de cuatro pateras procedentes de Dakhla, cinco neumáticas que habían salido de la zona de Laayoune y un cayuco originario de Senegal. Todas ellas, en algún momento de esos quince días, se perdieron en su ruta desde África hacia las islas Canarias. Las incesantes llamadas de familiares preguntando por sus hijos, hermanos y vecinos suenan en multitud de lugares, sin que nadie en esas instancias logre articular frase alguna que no sea, en el mejor de los casos, de pésame y lamento, en lo más usual, de tristeza, desesperación solidaria y desinterés forzoso y, en el peor de los casos, insulto y desprecio racista y xenófobo calculados. A este último cupo, corresponde la decisión adoptada por los Consejos de Redacción de los diferentes medios periodistas.
Como ha declarado un representante de la organización solidaria Caminando Fronteras “en el Atlántico se está violando de forma sistemática el derecho a la vida de miles de personas. El océano se ha convertido en el espacio idóneo para las negociaciones y chantajes de las políticas de externalización europeas. Es el crimen perfecto de la necropolítica de control de fronteras. Muertes que no dejan rastro, permitiendo así que ni España, ni Europa ni Marruecos sufran de un cuestionamiento internacional. Las pérdidas de estas vidas solo constarán en la memoria de cientos de familias que las están buscando y que lo seguirán haciendo de forma desesperada … El borrado de la dimensión de la tragedia no permite abrir un debate sobre los victimarios responsables de la ejecución de la necropolítica. Impide además iniciar procesos de reparación del daño causado a las víctimas y a sus familias”.
Aún de noche, en las primeras horas de este viernes 18 de junio, se producía en aguas cercanas al puerto de Órzola, Lanzarote, el naufragio de una embarcación neumática, que transportaba a 46 migrantes de origen subsahariano, procedente de la costa de Guelmim, en Marruecos. La balsa encalló en una zona rocosa y fueron los gritos de auxilio de los migrantes, los que alertaron a los vecinos de la zona. Varios de ellos no dudaron en lanzarse al mar para auxiliar a los migrantes, que se ahogaban a unos 600 metros al este del puerto de la localidad.
Hasta el momento, los servicios de rescate y salvamento marítimo españoles han recogido tres cadáveres y, auxiliados por los lugareños, rescatado a 39 supervivientes. Dos de los cadáveres corresponden a mujeres, una de ellas embarazada, y el otro a un varón. Según ‘Caminando Fronteras’ -ONG con la que habían logrado contactar telefónicamente los inmigrantes para avisar de que estaban perdidos y con problemas de navegación-, todavía permanecen desaparecidos 4 o 5 de los ocupantes de la lancha.
Preguntábamos antes, ¿Qué intereses particulares se esconden tras el indisimulado silencio con el que los Consejos de Redacción de la prensa y los medios audiovisuales suelen despachar tan dramática hecatombe? Contra lo que pueda parecer, la respuesta es sencilla: Evitar que su público lector, oyente o espectador llegue a responder -por si mismo y no mediatizado– a la inevitable pregunta que surge ante tanto dolor y muertes: “¿Por qué?”, y, en la respuesta, reconocer como responsables nombres amigos y respetables: Ley de extranjería, parlamento, gobierno, propiedad, voto, estima de clase, …