MATEWAN

Título original: Matewan

Año: 1987

Duración: 132 min.

País: Estados Unidos

Dirección: John Sayles

Guion: John Sayles

Música: Mason Daring

Fotografía: Haskell Wexler

Reparto: Chris Cooper, James Earl Jones, Mary McDonnell, Will Oldham, David Strathairn, Kevin Tighe, Bob Gunton, Josh Mostel, Joe Grifasi, John Sayles, Ken Jenkins

Más de 30 años han transcurrido ya desde que John Sayles dirigiera Matewan, un proyecto personal para el que le costó encontrar financiación y que no tuvo demasiado éxito de público, aunque sí logró el beneplácito de la crítica. Al revisar la película después de todo este tiempo, sorprende por la solidez de su guion y la fuerza de sus imágenes, que no han perdido ni un ápice de su interés.

Sayles, también guionista del film, recrea hechos reales ocurridos en torno a 1920, en Matewan, una pequeña población en las estribaciones de los montes Apalaches, Virginia Occidental, cuando las grandes compañías mineras dominaban a su antojo la explotación del carbón, manteniendo a los trabajadores en condiciones de semiesclavitud, obligados a vivir en las casas y a comprar en las tiendas de la empresa, lo que les hace endeudarse cada vez más en una situación sin salida.

Cuando se declaran en huelga, la empresa trae a trabajadores negros e inmigrantes italianos sin experiencia en minería para sustituir a los huelguistas, que se oponen violentamente. Pero con ellos llega un sindicalista, veterano de la Primera Guerra Mundial y pacifista, que tratará de unir a todos en una causa común para enfrentarse a la todopoderosa empresa. Pese a contar con el apoyo del alcalde y el agente de la ley del pueblo, los trabajadores tendrán que enfrentarse a los pistoleros de la agencia de detectives contratada por la empresa para reventar la huelga y acabar con el sindicato, lo que acaba desencadenando una matanza en el pueblo que será el origen de una serie de revueltas en la región en las que incluso intervendrá el ejército para defender a los de siempre, claro.

Sayles es un guionista consumado y consigue mostrar casi sin fisuras un complejo entramado de relaciones y conflictos que nos ofrece un panorama completo de lo que era la lucha sindical en esos tiempos. Esto no quiere decir que los personajes individuales estén desdibujados, son personas de carne y hueso que adquieren entidad con las excelentes interpretaciones de actores que colaborarían asiduamente con el director en sus películas posteriores, como Chris Cooper o David Strathairn.

No hay demasiado espacio para el optimismo, el tono es casi siempre sombrío en la descripción de las penosas condiciones de vida de los personajes, pero queda claro que la única esperanza que tienen estos desheredados es unirse y superar sus diferencias para hacer frente al opresor. Puede que el poder del enemigo sea demasiado para lograr la victoria, pero lo que no les podrán quitar nunca es la dignidad.

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