JEAN BAPTISTE TATI-LOUTARD
(Punta Negra, Congo-Brazaville, 1938 – París 2009)
Poeta y escritor nacido cerca de Punta Negra, en la costa atlántica de Congo-Brazaville, en 1938, estudia en la Universidad de Burdeos a inicios de los sesenta, participando en el movimiento que pugnaba la liberación de su país de la opresión colonial. Tras la independencia ejerce en su país como profesor de literatura comparada. Hoy, cuando tantos espectros y fantoches simulan ser la muerte, releemos el poema de Tati-Loutard, dispuestos a reconocer que puede ser que la fatalidad de la muerte esté siempre ahí, pero nada habrá de asustarnos al alba.
MUERTE Y RENACIMIENTO
Que la corteza del suelo se hunda bajo mis pies,
que la válvula del cielo se abra y me deje entrever
el nicho alto del sol o la inmensa camada de los astros,
que no habré de asustarme.
¿Qué la Muerte me llama? ¿Acaso me presenta
si quiera un espejo, una placa de luz donde leer
mi perfil de ultratumba?
Soy una rama jubilosa de este mundo,
Mis sueños prosperan con los rayos de sol
no en el triste hormigueo de los moluscos:
me columpio al viento;
Me emborracho con los dones del día y de la noche,
recojo, a mi paso, los pájaros borrachos del espacio:
¡mirad la colibrí llega aquí por la mañana a mi porción de rocío
para sorber la fuente de su grito!
como ella me lanzo siempre más lejos y más alto,
nadie me ve prosperar a la sombra de mi secreto;
no responderé a la llamada que brota de las zarzas de la noche.
¡Que el mar se vuelva al mar con su carga
de peces y de sal! ¡Que el cielo reviente su artesonado azul!
¡Que el sol estalle en una rueda de fuego!
¿Y por qué no los primeros elementos?
Me hallo en el alba de un pueblo que inicia una marcha:
¡que pueda verlo surgir de su muda con todo el sudor
de su alma, como el sol surge de su marcha de Oriente
en una gran traspiración de luz!
Este poema está incluido en la antología bilingüe “Poesía negra de expresión francófona”, Aldabalejo Libros / Colección Lancelot, 2007, ed. Francisco Torres Monreal.