EMILE POUGET
La revolución social y el surgir del anarcosindicalismo
Desde los tiempos de la gran Revolución, nunca faltaron en Francia publicaciones que propagaran las grandes ideas revolucionarias e igualitarias que tan profundamente habían calado en el pueblo francés. Periódicos como La Voz del Pueblo o el Pére Duchesne fueron extraordinariamente populares durante aquella Revolución, que marcará el destino de la humanidad entera. Sus páginas se hicieron eco y erigieron en portavoces de campañas de agitación y defensores de idearios políticos concretos (jacobinos, hebertistas enragés …) que incluían en sus discursos y llamamientos concretos propuestas en favor de los trabajadores o los humildes. Pero será́ Emile Pouget el primer periodista «proletario». Ya no un publicista de la agitación callejera para combatir el poder político, sino un redactor abiertamente social, que combate en favor de la emancipación de los trabajadores de todo poder y jerarquía, ya sea económica, política o ideológica.
Enseguida sus publicaciones –Pére Peinard, La Sociale, etc- se dirigirán directamente a los obreros para debatir la cuestión social y animar a la movilización contra el poder económico del capitalismo. A lo largo de su vida sufrirá sin doblegarse numerosas condenas y persecuciones, como consecuencia de su radical entrega a la divulgación escrita de las ideas sindicalistas y libertarias (fue uno de los primeros y más destacados anarquistas que consideró el posible papel revolucionario de los sindicatos), editando una y otra vez publicaciones específicamente dirigidas a los trabajadores, ya no al pueblo, abstracción genérica ya muy confusa en aquella época tras sucesivas movilizaciones y gobiernos de distinto signo que afirmaban actuar en su nombre o ser su representación.
Emile Pouget había nacido en 1860, cerca de Rodez, departamento de Aveyron. Al morir el padre muy pronto, la madre casó en segundas nupcias con un buen hombre, republicano militante, que no dudó en arriesgar y perder su puesto de pequeño funcionario por fundar y editar una publicación revolucionaria. Probablemente, la pasión literaria del padrastro caló hondo en el joven Emile ya que, cuando apenas contaba quince años de edad y aún estudiaba en el Instituto, fundó su primer periódico, Le Lycéen republicain, que le valió́ la enemistad de las autoridades académicas y policiales.
En esa misma época, en 1875, muere el padrastro y Emile, sancionado y teniendo que defender la economía familiar, se traslada a París, dónde enseguida se integra en los círculos revolucionarios y simpatiza con las ideas defendidas por los anarquistas. Encuentra trabajo como empleado de comercio, pero arranca horas al sueño para asistir a los debates de los clubs revolucionarios, continuar estudiando en las escuelas nocturnas y escribir artículos de agitación. Con todo, lo que destaca en el joven Emile es su profundo sentido de lo social, la idea de que el asociacionismo obrero será́ una pieza clave de la acción revolucionaria futura, todavía más importante que los clubs de agitación, las hermandades de afinidad ideológica o los grupos militantes. Emile funda en París el primer sindicato de empleados desde una perspectiva libertaria. Pronto el recién creado sindicato publica folletos de divulgación revolucionaria, especialmente textos antimilitaristas y contra las levas.
Pero la clase obrera francesa va a sufrir uno de los periodos más duros del siglo que está acabando. Los crudos inviernos de 1882 y 1883 verán desfilar por las calles de las principales ciudades francesas ejércitos de miserables y obreros en paro. En los hospitales de la caridad pública se registran diariamente por docenas los muertos por hambre y frío.
El día 9 de marzo de 1883, en cabeza con Louise Michel, participa en la famosa marcha revolucionaria de La Comuna, una más de las muchas manifestaciones que celebran los trabajadores parisinos conocidas como cortejos del hambre, debido a la triste apariencia de los espectros que en ellas participaban. Un grupo de manifestantes asalta unas panaderías. Cuando la manifestación llega al fin de su recorrido, la gendarmería carga contra los manifestantes y agarra a Louise Michel que es defendida por Emile. Ambos son detenidos, juzgados y condenados bajo la falsa acusación de robo a mano armada. La participación de Emile en las protestas de estos años le costará una condena de ocho años de cárcel. (continuará)