CONTROVERSIAS ENTRE AMIGOS

Cuestiones de suma (o poca) importancia

Antípodo y Odopitán son dos amigos anarcosindicalistas y campaneros. Cada lunes los encontramos en el local del sindicato pontevedrés enzarzados en fraternales discusiones.

Antípodo – Hola, Odopitán. Ayer leí un cuento breve de José González Núñez que decía: “Después de la telenovela y antes del programa rosa, escuchó desconcertada en el telediario de la noche que la ciencia ya podía crear vida artificial” y otro, del mismo autor, titulado “Con suma (Principio de obsolescencia programada)” que decía: “Comprar + Tirar + Comprar = Basura (En el Principio está el fin)”.

Odopitán – Desconozco al escritor que tan hábilmente juega con el significado de las palabras. Pero, no acabo de pillar la relación que estableces entre los dos cuentos, entre la mentida “vida artificial” del primero y la producción de “basura y objetos ya obsoletos” del segundo.

Antípodo – Me extraña que no te venga a las mientes una palabreja tan común como “telebasura”.

Odopitán – Sigo sin atisbar hacía donde te diriges. La evidencia de que las telenovelas y los programa rosa son “vida” -por más que inventada y artificiosa y fruto de un banal montaje técnico- ya no puede desconcertar nadie. Tampoco que su consumo efímero y lúdico, atendiendo a lo previsto por sus responsables, acabe necesariamente en la basura.

Antípodo – Ahora eres tú el que uso los vocablos “basura” y “vida” en doble sentido. “Basura” el producto y “Basura” el recipiente al que van a parar los desperdicios y al que ha de “tirarse la basura”.

Odopitán – Será como dices, amigo Antípodo, pero no tengo tiempo que perder para andar con estos jueguecitos de palabras. Di lo que tengas que decir y no enredes.

Antípodo – ¿Jueguecitos de palabras? No, de ninguna manera. Se un poco más prudente y no abandones una reflexión a la primera de cambio. Al utilizar el vocablo “basura” en los dos sentidos que hemos descrito ¿Quieres decir, que el lugar en que ese consumo de “vida artificial” televisiva se produce -esto es, ante los ojos, entendimiento y cerebro del espectador- termina siendo un pudridero en el que se amontona la basura y allí ha de fermentar, degradándose cada día en mayor podredumbre.

Odopitán –Efectivamente, esa idiocia televisiva está, como dice tu autor, elaborada siguiendo el Principio de obsolescencia programada e histeria del consumo (las empresas fabrican productos que pronto han de quedar obsoletos, de modo que el cliente se vea obligado a comprar otro nuevo) y, por tanto, con destino a la basura reciclable en breve plazo.

Antípodo – ¿Reciclables? Puede ser que a un programa de ese cariz siga otro igual de banal y similar en todo con el anterior, pero ¿sucede lo mismo con la inteligencia y el psiquismo del espectador a los que fue arrojado? Estamos hablando de seres humanos. La vida pasa, lo vivido deja huella y no se puede volver atrás. Ni esta basura ni esta escombrera podrán reciclarse nunca, no siendo con la muerte que te redima.

Odopitán – ¡Qué bruto eres! No creo que los programas rosa y series al uso provoquen en los espectadores ese efecto tan dramático que describes. Su propia banalidad y superficialidad restan gravedad a su posible influencia sobre el espectador ocasional.

Antípodo – Puede que tengas razón y no sea tan fiero el león como lo pintan. Pero ¿Dirías lo mismo respecto de otros programas, aparentemente ‘más serios’, como, por ejemplo, los informativos, los club de tertulianos en torno a lo ‘político’, las exhibiciones hasta el hastío en torno a aquello que a algún poderoso le interesa?

Odopitán –¿Sugieres que esa programación audiovisual -informativa y de escenificación del debate público- sea toda ella ‘basura’ y ‘vida artificiosa’, destinada a narcotizar, destruir conciencia pública, restar lucidez a la población o desbaratar la autonomía consciente de la ciudadanía para encarar los problemas que le afectan?

Antípodo – No sugiero, afirmo. Hace tres semanas, me refería a la situación actual como una estafa de dimensiones colosales -una ‘basura’ diría hoy-, cometida por los poderes públicos y las empresas del espectáculo y la información -prensa, radio, televisión, internet, medios sociales, etc, pues todos están en el mismo saco- sobre una población que ha renunciado a todo entendimiento, razón, sensibilidad y discurso propios. Un espantajo apocalíptico de cifras y más cifras en base al cual decidir confinamientos, mascarillas, arrestos domiciliarios, cierres, parálisis económica, social y, sobre todo, cultural.

Odopitán – ¿Sobretodo, cultural?

Antípodo – Sí. Sobretodo cultural, por no decir intelectual y ético, pues semejante estafa generalizada sólo es posible, si previamente no se ha abotargado y laminado el más mínimo sentido racional y voluntad de libertad de la sociedad española.

Odopitán – Perdona, pero no entiendo muy bien lo que quieres decir, ni lo que dices. Ya me lo explicarás la próxima semana, que ahora nos coge el toro de la noche. Te adelanto que no comparto ese diagnóstico sobre la pandemia como una estafa.

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